TEMPUS ★ S. TOBIRAMA

23

CAPÍTULO
VEINTITRÉS

Decir que el mayor de los Senju se sentía sorprendido al ser conocedor de ese lazo que unía a su hermano menor con el futuro, era poco. No solo se sintió estupefacto, su mente entró en estado de shock por un momento, mientras trataba de comprender cómo era posible tal cosa. No solo era una locura, parecía tan imposible de creer que creyó que no era nada más que una broma de mal gusto.

Entonces, ¿era tío de un niño del futuro?

Sí que se había perdido de muchos sucesos importantes después de su muerte. Pero, el saber que su hermano tuvo la oportunidad de conocer el amor y dejar descendencia, avivaba su corazón sin latidos.

Hashirama falleció deseando ver a su hermano formar una familia; ser feliz, no tan frío y distante. Ahora podía decir que, pese a todo lo desagradable e inhumano que la vida les obligó a experimentar desde que eran unos niños, el esfuerzo por seguir luchando y la valentía que implicó arriesgarse y mirar hacia el futuro, había valido la pena en todo el sentido de la palabra.

Finalmente abriste tu corazón, Tobirama.

─ Su sistema ha sido alterado ─notificó el mayor de los hermanos, examinando exhaustivamente a la rubia que reposaba inmóvil sobre la camilla.

─ ¿Sistema? ─repitió Naruto, caminando hacia el hombre de larga cabellera oscura─. ¿De qué hablas, viejo? ─profirió, sin ocuparse en utilizar ni una pizca de formalidad─. Mi hermana no es ningún sistema computarizado.

─ Naruto, ten un poco más de respeto por mi abuelo ─intervino Tsunade, lanzando un coscorrón al chico de melena desordenada y puntiaguda.

─ ¿Tu abuelo? Entonces tú debes ser muy vieja.

─ ¿Podemos olvidarnos de mi edad y enfocarnos en Phoenix? ─aclarándose la garganta, Tsunade desvió el tema.

─ ¿Mi hija estará bien? ─ahora se trataba de Minato, quien tomando la mano de su esposa, rogaba por que su pequeña estuviera sana.

Antes de que Hashirama pudiera aclarar las dudas de su colega, la rubia se removió, despertando. Sus parpados parecía pesarles demasiado. Aun así, después de múltiples intentos, logró abrir los ojos, enfocándose curiosamente en el hombre frente a ella. Parecía tan aturdida como confundida.

─ Mi hijo ─profirió, soltando todo el aire que guardaba en sus pulmones.

─ Está con su padre ─respondió Hashirama, sintiendo su pecho llenarse de orgullo, pues estaban hablando nada más y nada menos que de su amado sobrino.

─ Tobirama ─una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de la rubia y tal acción llenó de ternura al mayor. Quería tanto abrazarla y agradecerle por hacer feliz a su hermano.

─ Así es.

De pronto, la sonrisa de ella se expandió y sin que fuera consciente de ello, una lágrima brotó de su ojo derecho.

─ ¿En dónde estoy? ─preguntó, intentando incorporarse.

─ Estás en casa ─respondió, ayudándole a sostenerle, sujetándole cuidadosamente por los hombros.

─ ¿Quién eres?

─ Soy Hashirama.

Escuchar ese nombre le hizo sobresaltarse. ¿Qué había pasado con todos? ¿En dónde estaba Danzō? No fue necesario decir tales preguntas en voz alta, pues Hashirama se adelantó a responderlas.

─ Todo acabó bien ─fue lo único que dijo, haciéndose a un lado para darle paso a los brazos de la joven.

─ Hija mía ─las ropas sucias de Minato daban a entender que había sido una batalla muy dura─. ¿Cómo te sientes?