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*Narra YoonGi*

Obedecí a JungKook y esa misma tarde fui a buscar empleo en el bar que quedaba cerca del lugar donde me prostituía.
Pasé y miré al barman, el cual me atemorizaba un poco, pero a la vez se veía un buen sujeto.

- Min YoonGi, ¡qué gusto verlo aquí de nuevo! - dijo gustoso el hombre mostrándome una cálida sonrisa.

- Disculpe, ¿acaso ya nos conocíamos? - dije confundido puesto que en mi vida había visto a este sujeto.

- ¿No se acuerda de mí? - sonrió de nuevo - Soy el padre de una chica que estudiaba en la secundaria donde usted daba clases.

No sabía cómo reaccionar ante esa oración y sólo intenté sonreír, obteniendo como resultado una mueca que era todo lo contrario a una sonrisa.

- Disculpe por entrometerme, pero, ¿por qué dejó de dar clases ahí?, mi hija lo amaba - el hombre cambió el semblante a uno de seriedad. - corrieron algunos rumores, pero nunca quise creerlos, dígame lo que realmente pasó. - el hombre, con un poco de esperanza en su mirada, quería que le dijera que no era cierto, que nunca me acosté con un alumno y que la razón por la que dejé de dar clases no era esa.

- Cualquier cosa que le hayan dicho, es falsa. - dije en modo cortante. - renuncié porque no me sentía bien en esos tiempos, eso era todo - hablé con un tono más grave del que siempre suelo hablar. El hombre, asintió y siguió limpiando el vaso donde iba a servir una bebida.

- Yo siempre supe que usted es un buen hombre, alguien respetable, por eso nunca le quise creer a los padres de ahí... Siempre intentando defender a sus hijos mimados... Qué asco me dan... - el hombre hablaba para sí mismo, y mientras lo hacía, sentí cómo la culpa fue creciendo en mí.

- No quiero ser grosero, ni quiero que se sienta incómodo por la pregunta que le voy a hacer - dije cambiando el tema de la conversación. - pero me enteré que hace un par de años que su pianista se fue, y quisiera preguntarle si, ¿aceptaría a uno más? - sonreí tímidamente y esperé la respuesta del hombre. Me miró fijamente y me sonrió.

- ¡Pero claro, hombre!, sólo necesito una audición. - dijo riendo un poco. - es más, ahora mismo, tócanos algo. - señaló con su mano abierta a todas las personas que se encontraban en el bar. Tragué saliva y las piernas me temblaron, me sentía nervioso ya que de esto dependería mi relación con JungKook. - ¡Vamos, muchacho!, lo hará bien. - dijo amablemente y luego silvó. - ¡Esta tarde, el joven Min YoonGi nos deleitará con su música!, ¡un fuerte aplauso! - dijo eufórico el barman y automáticamente las personas aplaudieron, dándome un poco de ánimos.

Caminé por el espacio que había entre las mesas y sentía cómo el abrumador sonido de mi corazón opacaba el de los aplausos que la gente me proporcionaba. Me sentí helado. Subí los escalones y admiré aquel instrumento de madera vieja. Subí la tapa de este, y admiré las teclas de marfil en este, perdiéndose entre mi pálida piel. Respiré profundo, conté hasta tres, y los aplausos cesaron, dejándome conectarme con el piano. Cerré los ojos, y de alguna manera, ocurrió aquella conexión. Mis manos comenzaron a desplazarse por el teclado del piano, tocando una melodía de mi pasado, haciéndome recordar mi vieja amistad con Kim NamJoon. Sentía el pulso del metrónomo en mis venas, haciéndome sentir cómo el latir de mi corazón complementaba al metrónomo en mi sangre.
Ya no existía público, sólo éramos el piano y yo, una abstracta combinación del ser humano y la madera; éramos una sola alma.

Concluí, miré mis manos de nuevo y noté que temblaban. Mi respiración era agitada y sentía las gotas de sudor recorriendo mi espalda. Escuché los aplausos de la gente y miré hacia ellos. Cálidas sonrisas y fuertes aplausos inundaban el bar. Me sentía bien... Sentí que encajaba.

- ¡Min Yoongi!, ¡Estás contratado! - gritó desde la barra el barman, conmovido con algunas lágrimas en su rostro. Una sonrisa se posó en li rostro y mi corazón corría emocionado dentro de mi pecho.

Después de llenar el contrato, donde tocaría cada noche, fui a casa de JungKook, queriendo darle la sorpresa. Toqué la puerta y se escuchó un:
- ¡Ya voy! - de una voz femenina. Me quedé algo extrañado, pero igual esperé a que abrieran la puerta. En cuanto la puerta se despejó del umbral, vi a una chica de la misma edad de JungKook con un blusón a medio muslo y sin zapatos. Estaba despeinada y con una marca en su cuello similar a un chupetón. - ¿Qué se le ofrece? - dijo con un gesto de inocencia aquella chica. Me sentí asqueado al escuchar su voz tan chillona, pero claro, nadie me iba a ganar siendo adorable, y menos una chica facilona.

- ¿Se encuentra JungKook? - sonreí tiernamente mientras ablandé mi mirada. Esa perra no me daba confianza.

- Kookie, amor, te buscan en la puerta. - dijo desde la puerta, volteando hacia las escaleras.

¿"Amor"?...
Me temblaron las piernas al escucharle decir aquella palabra, aquel apodo de cariño... ¿Desde cuando JungKook era su "amor"?

JungKook bajó de las escaleras, sin camisa, con un pants gris y miró a la chica, luego me miró a mí y abrió los ojos completamente, como si se hubiera asustado.

- YoonGi, puedo explicarlo - dijo JungKook poniendo las manos en frente.

- No tienes nada qué explicar... - sonreí y me di la vuelta, caminando de regreso a mi apartamento en la zona fea de la ciudad.

Caminé conteniendo mis lágrimas, mirando al suelo, intentando no pensar en JungKook y su "Linda chica", cuando un ligero cuerpo de agua rodó por mi mejilla. Luego otro, y otro, y todos se estamparon en el pavimento mal puesto de la calle donde se encontraba mi apartamento. Subí corriendo las escaleras del edificio y llegué a mi habitación.
Cerré la puerta, de espaldas me recargué en ella; junté mis piernas y las agarré con mi brazos. Entonces, las lágrimas comenzaron a fluir, cual grifo mal cerrado.
Mi teléfono sonó algunas veces, y repentinamente tocaron la puerta. Quise ignorarlo, pero tocaban muchas veces, y con mucha frecuencia. Limpié mis lágrimas y abrí la puerta.

Vi a un chico se téz morena frente mío, alto, con unos ojos muy amistosos y una sonrisa cálida.

- ¿Señor YoonGi? - sonrió cuadradamente al mencionar mi nombre. - Quiero invitarle cordialmente a la boda del Señor Kim NamJoon y Park JiMin. - me entregó una invitación color negra y luego hizo una reverencia. Me observó fijamente y luego volvió a hablar. - ¿Ocurre algo? - dijo aquel chico.

- No es tu asunto, gracias, y lo siento, no hay propina - dije cortante, a punto de cerrar la puerta, pero la detuvo con su mano.

- Realmente... No vine a entregarle la carta, señor YoonGi - dijo el chico un poco serio.

No entendía lo que ocurría, entonces me quedé observándole.

- Realmente, me gustó mucho cómo tocó el piano... Me encantó cómo lo hizo, y quise hablarle, pero me apené. Luego, un amigo suyo, quien estaba en la entrada, dijo que quería dejar la invitación para que él la recogiera pero yo me ofrecí a traérsela. - dijo un poco apenado el chico. Quitó su gorra y dejó ver su plateado cabello rizado. - Quería pedirle una cita... Si no es un inconveniente - habló con su voz gruesa, la cual me hizo erizar.

- ¿Quieres pasar a tomar un café? - dije sin pensarlo mucho, tal vez debía hablar con alguien sobre lo de JungKook.

🌉 My Best Mistake 🌉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora