Alexander Lightwood ha sido forzado a ser un sirviente en su propia casa desde que sus padres murieron y sus amados hermanos fueron separados de él. No es hasta que conoce a un guapo extraño del pueblo que comienza a tener esperanza en el futuro. Si...
You've got a smile that takes me to another planet Every move you make everything you say is right Today was a fairytale...
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Las lágrimas comenzaron a caer. El reloj anunció que ya eran las ocho. Helen y Aline no regresarían hasta después de media noche. Así que Alec se resignó a pasar la noche en su prisión. Cerró los ojos y dejó que las lágrimas cayeran, mientras intentaba dormir.
Cosa que quizá hubiera logrado, si una luz demasiado brillante no hubiera llenado su habitación.
Un segundo Alec estaba solo y al siguiente había una gran luz y otra persona en su habitación.
Alec brincó de la cama y corrió hacia una esquina. La figura no era aterradora, pero si el echo de que se hubiera aparecido en su habitación. La figura daba vueltas, como buscando algo, hasta que notó a Alec, y sonrió.
– Hola, Alexander. Mi nombre es Tessa ¡y soy tu hada madrina! – la mujer alzó sus manos y dio varias vueltas, haciendo que su gran vestido tirara algunas cosas de la mesa. – Oops. –
Alec solo la veía asombrado. Era alta y tenía cabello café, peinado en un chongo. Su vestido era una gran bola y brillaba como las estrechas. No tenía alas, pero definitivamente tenía la vibra de un hada.
– Aunque prefiero que me digan bruja, como la del Mago de Oz. Pero me piden que me refiera a mi misma como "hada madrina", así que ya que. –
– Claro, – Alec solo contestó, aun no entendiendo que pasaba.
Tessa le sonrió dulcemente y después movió su mano, haciendo que las cosas que había tirado se acomodaran de nuevo. Por un momento, Alec solo la vio asombrado, sin decir nada.
– Entonces. Um. ¿Qué puedo hacer por ti? – preguntó Alec, armándose de valor.
– Oh, que lindo eres, – Tessa soltó una risita musical. – No es lo que tu puedes hacer por mi sino lo que yo puedo hacer por ti. ¿No deberías estar en otro lugar ahora mismo? Dudo que quieras pasar esta noche en particular encerrado en tu habitación. –
– No, no lo prefiero, – Alec sonrió, triste. – Pero tampoco me puedo ir. Es demasiado peligroso, e incluso si no lo fuera, no puedo salir de la habitación. –
– Oh, tranquilo. ¡Para eso estoy aquí! – ella chasqueó los dedos, sacando chispas. – Todo el mundo tiene un hada madrina, Alexander, y yo soy la tuya. Solo podemos mostrarnos una vez en la vida de alguien, por lo que la situación debe ameritarlo. Y estoy segura que esta lo amerita. –
Alec alzó las cejas. – Oh, así que después de todo el abuso que he sufrido durante estos últimos años, ¿esta fue la primera vez que pensaste "o quizá este chico necesita ayuda"? – le cuestionó, y la mirada de Tessa se volvió triste.
