- Edu! -no podía decir otra cosa- Edu!
- Han herido a Edu -dijo uno de los rebeldes
- Edu... -dije cogiéndolo del suelo- por que?
Esa imagen nunca se me saldrá de la mente, lo levanté de suelo, estaba inconsciente, sus compañeros se lo llevaron y me quede sola, ahí plantada, sintiéndome culpable de todo y con la mano llena de sangre. Pero eso duró muy poco tiempo, porque enseguida vinieron a echarme la culpa.
- Tu lo has matado -me dijo uno de sus compañeros mientras luchábamos
- No, yo no quería, ha sido un accidente, y no esta muerto -dije llorando
- Oh vamos! Esto es una guerra y me hablas de accidentes? Venga ya... -dijo él
- Yo... él... me ha protegido -dije llorando más
- Callate, todo esto es culpa tuya -dijo él
- Yo no le he pedido que me salvara -dije enfadada
- Nadie te va a creer, todos te he hecharán la culpa de la muerte de Edu -dijo él
- Que no esta muerto -dije llorando y luchando con mas rabia que nunca
Eso me hizo cambiar, cambiar mi forma de ser y mi forma de luchar. Ahora luchaba sin piedad, solo me preocupaba por mi... y por Edu, así que esa noche fui hasta allí, hasta su base para verlo, lo necesitaba.
- No vas a ir -dijo Pell cogiendome el brazo- es muy arriesgado
- Dejame -dije quitándole la mano de mi antebrazo- voy a ir, si o si
- Pretendes cruzar todo el país e ir tu sola hasta ese nido de ratas? -dijo sorprendido
- Porque no piensen como tu no significa que sean ratas -dije molesta
- Es una forma de hablar, correrás peligro -me dijo él
- Me da igual, yo voy a ir si o si -dije yo
- Lleva por lo menos el sable -dijo mirándolo
- Vale -dije cogiendo el sable- adiós
- Suerte -dijo mirando la puerta- adiós
Salí y tome el camino que llevaba hasta la base, cuando casi había llegado, algo me hizo detenerme, mi antigua casa, la cabaña que arreglamos Edu y yo unos años atrás. Me traía muchos recuerdos, decidí entrar ya que me había dejado muchas cosas allí dentro.
