Llevate a la mujer que amo, llevatela y hazla olvidar las noches de insomnio, que se olvide que algún día mis palabras fueron de ella, que en el sonido más sordo mi corazón se aproximaba a su dualidad, que mis vertices cortantes la extrañan, hazla olvidarme, que parezca una sombra tenue en su dibujo astral.
Que se olvide del Universo que alguna vez contruimos, de los orgasmos, la saliva, el placer, las mordidas, los largos "te amo" y las caricias falsas, hazla olvidar las noches de sueño, las de angustia, donde la buscaba vividamente.
No te sera difícil, pues ella se olvidó de mi en cuanto te vio.
Y a ti, mi "vicio", Haz callar esta voz que dice extrañarte, que te pide con urgencia una ultima oportunidad, soy tenue, soy dolor y pintura mal gastada desde que te fuiste, no soy poema, soy un soneto barato, me haces falta, me dueles, me hieres constantemente.
Mi vicio, por favor, enamorate de el, miralo con ojos nuevos, como una bola de cristal, que tus pupilas se adhieran a el, que tu mirada sea caricia en su rostro, que tu lengua se enamore de su sabor, del sabor de su sonrisa, que seas feliz en las madrugadas juntos, que no puedas verte con nadie más que con el, que tus palabras le sean fieles, que construyan una melodía, un Universo y un cosmos y que luego te deje, que te rompa, pedazo a pedazo, que caigas de un precipicio alto mientras lo miras con alguien más y el día en el que tus pulmones no soporten más la idea de respirar escribas...
"Llevate al hombre que amo".
