Gritos en silencio

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Y en ese momento, la fábrica de sus sueños quedó deshabitada
sus engranajes chirriaban, gemían de dolor
pues hacía meses que por aquellos lares desapareció el color

el dolor la arrastraba como cualquier alma en pena 
que por siglos paga su condena
la tristeza se hizo dueña de su gozo
convirtiendo cada alegría en un sollozo

la rabia se apoderó de su cuerpo
haciéndole heridas que ni el tiempo podría  curar
pues sus sueños yacen en el suelo moribundos cual mendigo sin futuro
al que esta puta sociedad no da ni un duro

lleva su nombre tatuado 
"felicidad" que bien tan codiciado
la tuvo por  un tiempo atrapada entre sus manos
pero la felicidad es un escudo que no todo golpe es capaz de resistir
finge que no le importa, que igual puede seguir
creyendo que es fuerte mientras su cuerpo se enfrenta al peor frente

sus ojos rojos, su cara pálida, y su cuerpo que apenas ya puede resistir
siente como cada noche la muerte la viene a recibir.

Barre cada día los escombros de ese maldito sentimiento
que consume sus pulmones como petróleo y cemento

ríos de lágrimas arrullan la pesadumbre de su soledad
sus recuerdos amargos la castigan con tremenda crueldad
mientras agoniza en las esquinas presa del pánico y la locura.

Inaudibles son sus quejidos y desesperados sus lamentos
inútiles sus intentos de nadar sin hundirse, de no dejarse arrastrar
de aferrarse a la vida, mientras cada minuto, abre más su herida
empujándola al vacío, donde se encuentra sola envuelta en preocupaciones.

Congela el infierno con su mirada y prende en llamas el mismísimo cielo,
ya nada importa, nada puede curar su constante desvelo

pues vio como la misma persona que un día le prometió nunca dejarla caer
hoy apretaba sus muñecas obligándola a ceder,
en ese momento entendió el significado de hipocresía, hostilidad
aprendió que en este podrido mundo no queda ni una pizca de bondad.

La furia invadió su cuerpo, desde ese día ya nada es igual
pues ahí empezó su verdadero mal
esos  quebraderos de cabeza, esos puzzles a los que les faltan piezas
y ya no se pueden resolver
esas voces en su cabeza pidiendo ayuda
mientras sus labios suplican que alguien acuda.

Pasaron inviernos cálidos y veranos helados
discursiones en calma y descansos alterados
claras confusiones y turbias soluciones

Ese día el sol brillaba, pero aún así la lluvia acariciaba su cabello
mientras cerraba los ojos trataba de dejar en blanco su pensamiento 
pero es imposible...
13 años, oscuridad, dolor, una inocencia para siempre marchita

tic-tac, tic-tac, tic-tac
SILENCIO
ya nada importa, nada tiene sentido
sólo el impacto de su cuerpo contra el arcén
hacen que  vuelva a la realidad

su cuerpo tiembla apenas ya sin vida
sonríe levemente y suspira
su mano ya sin fuerza deja entrever una nota
borrosa por las lágrimas, y con una letra algo torcida:

"Mamá lo siento, pero no te puedo perdonar,
pues te volvías ciega cada vez que delante de ti me pegaba
y sorda cuando a oscuras en tu cama de dolor me hacía gritar,
y a ti, que a pesar de jurar quererme y tratarme como si fuese tu propia hija

tomaste todo de mí, incluso lo que no te pertenecía,
para ti nunca fue suficiente,
y jamás te importó que fuese apenas una cría,
así que hoy te entrego lo único que me queda,
mi sumisión, mi orgullo, 
y hasta mi propia vida.

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