3er día de viaje ya, hoy toca atravesar Hungría, así que sigo lo que supongo que será mi rutina mañanera, me despierto, me aseo, desayuno y leo el periódico, sobre este último he descubierto un detalle interesante; nunca he sido de leer mucho, pero como todos sabreis, en el periódico hay diversos tipos de noticias, pues bien, en estos tiempos de cambio hay algunos productos que no llegan a toda la gente, y eso se hace notar, y por lo visto en Hungría el café no le llega a todo el mundo, así que si encontramos café de contrabando durante el viaje, podemos ganar algo de dinero. Hecho esto me dirigí al coche, y escogí una ruta un poco más corta, unos 210km, con todo lo que vendí ayer nos podemos permitir no conseguir mucho dinero hoy; habiendo terminado mi rutina mañanera fuimos a la frontera con Hungría, he de admitir que era bastante "impresionante" se podría decir, tras el puesto fronterizo había un enorme puente que cruzaba el Danubio de lado a lado, me hubiese gustado poder parar para mirar cómo era el río en todo su esplendor, pero tenía un viaje que hacer y el día andaba nublado. Tras cruzar el puente se presentó ante nosotros otro cambio de paisaje, muy bonito a decir verdad, a los lados de la carretera podíamos ver hermosas praderas interrumpidas por algunas colinas y salpicadas por árboles; lastima que todo estuviese vallado.
Pero, a los pocos kilómetros encontramos algo mucho mejor que cualquier contrabando, ¡Un coche abandonado! Sé que os puede parecer extraño, pero un coche abandonado puede ser la mejor fuente de piezas de recambio del mundo, y eso es lo que encontré bajo el capó de ese coche, que por cierto, era un Trabant 601, asi que las piezas eran totalmente compatibles, pues bien, entre toda la chatarra que había pude recuperar un filtro de aire, una bobina de encendido y un carburador, los tres mejor que los que venían de serie en el Trabant de mi tío, parecía un regalo de Dios. Tardé muy poco en cambiar las piezas y me subí al coche mucho más contento de lo que estaba cuando me bajé; también encontré algunas cosas en el maletero como unas bolsas de café y materiales de costura, no es que sean malas cosas, recordad que el café aquí debe de valer bastante más por esa escasez que hay; pero comparado con las piezas del motor nuevas, esas mercancías se quedan en nada.
El resto del camino ocurrió sin incidencias, mi tío y yo estuvimos hablando sobre cosas triviales, como el estado de las carreteras, las fronteras o las ruedas del coche; encontré algunas cajas más con mercancías, pero poco más ocurrió. Los viajes tan cortos son muy aburridos, se que suena paradójico, pero pensadlo así, más distancia indica mayor posibilidad de encontrar cosas en la carretera, ya sabeis, piezas de coche, coches abandonados, mercancías, contrabando, etc... En parte me arrepentía por haber cogido una ruta tan corta, pero tampoco iba a dar media vuelta a medio camino para coger otra ruta.
Un poco más tarde ya nos encontrábamos al lado de Letenye, y gracias a Dios que fue así, porque loa problemas se estaban acumulando, el motor volvía a humear, la luna del coche estaba llena de barro y casi no podía ni ver, el agua del limpiaparabrisas se había acabado y la gasolina estaba a poco de seguir sus pasos; pero aún así, llegamos. Si os soy sincero, este viaje me pareció un poco corto, los viajes largos al final son más emocionantes y divertidos, y suelen pasar más cosas, pero no importa, quedan muchos más kilómetros por recorrer
Letenye era poco más que un pueblo grande, pero por suerte había un taller de coches y una tienda, además del motel en el que íbamos a dormir; que por cierto, era más caro de lo normal, lo que al cambio serían unos 25 marcos en vez de los 20 marcos de los anteriores, espero que los moteles que vienen no sean más caros aún; tras pagar y dejar al tío en la habitación, me fui a hacer mi otra rutina, mi rutina nocturna, ya sabéis, revisar el coche, ir a la tienda, limpiarlo, etc... Conseguí vender lo poco que había cogido en el viaje, pero al final con las compras y el mantenimiento del coche acabé gastando unos 2 marcos.Al volver a la habitación ya sabía lo que me esperaba, otro documento de esos de mi tío, sabía que no debía mirarlos, pero ya quería llegar al fondo de lo que estaba pasando con mi tío, así que sin dubitar, lo abrí. Lo que encontré no era otro documento del gobierno, si no una carta escrita a mano por un o una tal Gülsen, esta carta no era tan preocupante como las anteriores, solo hablaba de que ese o esa tal Gülsen y un tal Hassan estaban buscando trabajo en Colonia, y agradecen al tío por cuidar de un bebé suyo mientras ellos buscan trabajo, ¿De qué bebé hablan? Miro la fecha de la carta, 13 de Julio de 1961, ¡Eso es hace 20 años! Puede que se trate de una carta de mis padres, ¿Quién sabe? Lo único que sé es que esta nueva carta lo único que ha hecho es crearme más dudas, ¿Y si son mis padres los que le escribieron la carta al tío? Él nunca me quiso hablar de ellos, me gustaría despertarle ahora e interrogarle, pero se que no sería justo, si no me ha hablado de ellos sus razones tendrá, eso sí, cuando pueda le preguntaré, este viaje me está haciendo pensar mucho.
Pero por muchas dudas que tuviese, todos somos humanos y necesitamos dormir, por lo que me tumbe en la cama con muchas dudas en mi mente, pero con el pasar de los minutos esas dudas se fueron desvaneciendo y cerré los ojos...
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Jalopy, un viaje por el este
Historical Fiction9 de Noviembre de 1989, cae el muro de Berlín, y con el toda la máquina comunista. La gente trata de volver a sus lugares de origen, pero el viaje sigue siendo complicado.