V

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Llegué al hospital tan rápido como pude, de camino intenté comunicarme con Alessandro, pero no contestaba. Al llegar le pregunté Adriana por él, a lo que respondió que estaba en urgencias, que tal vez por eso no ha podido contestar.

Entré a la sala de urgencias y con la mirada busqué por toda la estancia algún rostro conocido que me pueda brindar información, hasta que vi de lejos a Odette y me acerqué hasta ella —hola Odette, ¿Has visto al doctor Alessandro?—

—¿Te encuentras bien?— preguntó Odette preocupada

—sí, solo necesito hablar con el doctor, por favor— rogué

—este algodón y antiséptico es para él, ¿Estás segura que estás bien?... Tu rostro no confirma lo que dicen tus palabras— no conteste a su pregunta, solo me limité a seguirla hasta una de las camillas, al abrir la cortina visualice de espaldas a Alessandro conversando amenamente con una paciente.

—Anna debe de estar preocupada Alessandro—

—¡Mamá!— la emoción se coló en mi sistema al mismo tiempo que la preocupación —¿Qué tienes?— pregunté acercándome aún más hasta donde estaba y pude ver la cortadura que tenía en la mano.

—no es nada cariño, se resbaló un plato y al recogerlo me hice una pequeña cortadura— dijo tranquilamente.

—ya te he dicho que yo me encargo de lavar los platos mamá— acaricié su cabello

—compréndelo hija, no me quiero sentir como un estorbo—

—y yo no quiero quedarme huérfana—

—ya hemos terminado aquí— dijo Alessandro tratando de aminorar la discusión entre nosotras

—disculpa que pasara sin saludar Alessandro, pero ya sabes, con la joven aquí —fingí hablar en secreto mientras señalaba a mi madre— por todo se alebresta—

—estoy aquí— hablo mi madre provocando carcajadas entre nosotros.

Volvimos a la casa y una vez allí recibí una llamada de Annette, la esposa de Roan, para invitarme a una fiesta en su casa mañana en la noche por motivo al cumpleaños de su esposo.

Acepté la invitación y luego de haber colgado me adentre a la cocina para preparar mi especialidad:
“Ratatouille” era lo único que se me ocurría y en verdad era lo único que calmaba mi ansiedad y para cuando lo termine ya tenía una decisión tomada contratar una enfermera aún en contra de la voluntad de mi madre, el hecho de que tuviera a alguien que la ayude no quiere decir que ella sea incompetente para ello, pero hay que ser sinceros por mucho que duele tiene una pequeña discapacidad y jamás me perdonaría que algo le pasara por estar sola en casa.

Serví la cena y luego de haber terminado fuimos hasta la cocina a fregar los platos
—anteriormente eras tú quien siempre me hacía compañía y mira ahora, se han invertido los papeles — hablo mi madre mientras guardaba los platos

—no quiero que te sientas desplazada mamá ni tampoco que estás discapacitada por completo, pero debes de comprender qué hay cosas que aunque quieras aún no estás del todo curada para hacerlo, así es que por tal motivo contratare a una enfermera —

—eso jamás, escúchame bien Anna Ritz, en el momento que llegue a ver a una de esas mujeres vestidas de blanco entrar por esa puerta me encerrare en mi habitación —

—si ese es el problema le diré que venga sin un uniforme— sonreí

—hablo en serio Anna— su cara mostraba tristeza

—mamá esto no lo hago por llevarte la contraria, porque crea que eres incapaz o en el peor de los casos te sientas una carga, esto lo hago para que no estés sola, para que tengas a alguien con quien hablar mientras trabajo— me acerque hasta ella, me puse en cuclillas y puse mis manos sobre las de ella —hago esto porque te amo mami y se que no resulta fácil para ti estar todo el día sin hacer nada, dónde eres una mujer aguerrida y esto es algo nuevo para ti, no quiero que estés sola— le sonreí

Para tentación: Mi JEFE© ✅|Disponible En DREAME /SUEÑO NOVELA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora