Sin duda todos nos hemos caído en algún momento, ya sea que nos advirtieran antes de hacerlo o no, como cuando uno es un niño..
¿No les ah pasado que les dicen no vallas o no camines por ahí porque te vas a caer?.. y pum!! Se calleron por no hacer caso.
Sí suena un poco infantil pero es la realidad que se nos presenta en el momento de intentar cosas nuevas, nuestro subconciente aveces nos avisa de la pronta caída, es como un semáforo que nos enciende una luz amarilla de advertencia diciendo que algo no está bien y sugiriendonos que vayamos deteniendo nuestro paso pero la ignoramos, y hasta cruzamos en rojo sólo porque queremos llegar al destino que elegimos.
¡LOCALIZA EL PUNTO FRÁGIL!
El punto frágil básicamente es donde recibimos el golpe, allí cuando venías caminando por la vereda sin mirar donde pisabas solo con la mirada en el camino que te restaba para llegar donde querias estar y ¡pum!!.. pisaste mal, te tropezaste con la loza levantada, no viste el posito que torció tu tobillo y terminaste en el suelo con algunos raspones, un dolor en el tobillo y quizás hasta un par de moretones.. Lo que se convierte en tu punto frágil, esa sensación como cuando te golpeas el dedo chiquito del pie con el borde de la cama o la mesita de luz de tu habitación.
Lo mismo nos acontece cuando decidímos emprender un proyecto nuevo y fracasamos en el intento, automáticamente decidimos abandonarlo cuando no sale como lo planeamos. De pronto la desepción nos invade porque nuestro plan se cayó sin poder concretarlo..
¡APRENDERÁS A VOLAR CUANDO TE DUELA!
Finalmente nos empieza a doler eso que parecía un simple tropezón deja en nuestros corazones el golpe tan duro del fracaso.
Golpearse el dedo chiquito del pies es sumamente molesto aunque no parezca de mucha importancia ya que es un miembro del cuerpo muy pequeño, pero el dolor aveces nos hace llorar ¿verdad?
Nos sentimos tan frágiles e inútiles cuando las cosas no salen como queríamos que desistimos de todo intento por volver a empezar desde el comienzo mientras lloramos en silencio porque nos duele ese pequeño golpe de fracaso.
Y allí nos encontramos inertes en nuestros pensamientos, llenandonos de preguntas sobre ¿por qué nos caímos si veníamos a un buen ritmo? ¿en qué fallamos? ¿cuál fue el paso que dimos en falso? Sencillo, no le dimos la importancia merecida a aquella pequeña luz amarilla de advertencia que nos decía que algo saldría mal.. ¡Pero ya es tarde! ¡Hemos fracaso igual! Y lo único que nos resta por el momento es lamentar no haber visto dónde ibamos pisando.
"El Rey David dijo; Cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu."
Un fracaso deja una herida en el corazón pero Dios en su amor nos socorre y nos consuela. Es bueno llorar ya que uno se libera de esa mezcla de emociones que nos invaden.
No poder cumplir con una meta nos pesa.
"Jesús en su sermón en el monte dijo; Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación."
No importa cuan fuerte creamos ser siempre habrá situaciones que nos quebranten y allí estará Jesús para consolarnos.
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Aprenderás a volar!!
SpiritualUna realidad de la vida cotidiana es intentar superar las diferentes circunstancias, diversas condiciones que uno pasa en el día a día y problemáticas que inicialmente no parecen tener ninguna salida. Aprenderás a volar nos ayudará a encontrar nuest...