80 Días

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Prólogo.

Miro la hora y me doy cuenta de que estoy atrasada, ¡llegaré tarde otra vez al trabajo! Guardo rápidamente mis libros en el bolso y salgo apurada de la desierta biblioteca. Los pasillos de la universidad están vacíos...me apuro más al caminar, nunca me ha gustado estar sola y menos por lugares oscuros y solitarios. Bajo las escaleras y voy al estacionamiento a buscar mi lindo mini. Busco en el bolso las llaves del auto y no las encuentro ¿Dónde rayos las dejé? Siempre se me pierden en este bolso. Ruedo los ojos y me impaciento ya que es de noche y bueno...estoy sola en el parking y puede aparecer un asesino psicópata como el de los juegos del miedo y despertaré encadenada del pie junto a otro tipo y tendremos que matarnos o cortarnos miembros de nuestros cuerpos para sobrevivir. Me estremezco, yo y mis pensamientos estúpidos. Al fin encuentro las llaves, entro en el auto y lo enciendo. Tengo que llegar rápido o sino sería el tercer atrasado de esta semana y es jueves, así que imagínense, mi jefe me debe de estar amando. Pongo a mi querido Alejandro Sanz, con corazón partio para que calme el tenso ambiente miedoso que cree al pensar en los malditos psicópatas que andan en las calles. Cuando llego estaciono el auto y las luces fluorescentes del Galeón iluminan toda la calle. Entro en el bar y saludo a Sally, ella es camarera como yo. Es una rubia menudita, de ojos pardos y lindos rizos dorados.

-Sally, ¿cómo has estado?-beso su mejilla.

-¡Sofía! Por fin llegas, estoy estresada, ¿por qué mierda tiene que venir tanta gente un jueves en la tarde si mañana es un día laboral?-buza molesta -todos estos idiotas estarán ebrios y con resaca por la mañana. Además hay que sobre llevar a los malditos viejos verdes que miran como depredadores sexuales buscando una nueva presa-me río de la cara de indignación de Sally.

-bueno, no podemos hacer nada al respecto.

-vete a cambiar para que me ayudes mejor. Las mesas 23-26 y 30 faltan por atender.

-claro, me cambio de ropa y vengo-le sonrío y me voy a los camarines a cambiarme por el uniforme. Cuando dejo mi ropa colgada salgo y me amarro mi cabello. Voy donde el barman llamado Álvaro a buscar la libretita y el lapicero.

-Hola Álvaro. ¿cómo estás?- tamborileo con los dedos la mesa.

-bien preciosa, ¿y tú? ¿cómo te está yendo en la universidad?-está limpiando unos vasos.

-Estoy bien. Este semestre se me está haciendo pesado, ya sabes...tengo que presentar la tesis y eso me tiene agotada mentalmente.

-ya terminarás, te queda muy poco. Todos tus esfuerzos tendrán sus frutos-me guiña un ojo y yo me sonrojo. Álvaro tiene 27 años es mayor que yo por 5 años. Es alto, moreno, su pelo es castaño oscuro y corto. Sus ojos son unas esmeraldas cautivantes.

-sí, ya queda menos. Bueno, iré a atender.

-claro, luego hablamos-me sonríe y le devuelvo el gesto- y así paso la tarde y la noche. Atendiendo clientes, recibiendo sus lindos piropos-nótese mi sarcasmo- y limpiando mesas. Cuando fui a dejar un pedido sonó la campanita de la puerta indicando que un nuevo cliente había llegado. Giro para ver en qué sección se han sentado y cuando veo a los tres jóvenes me estremezco. Emanan peligro de sus cuerpos. Su vestimenta es casi completamente negra y bueno...sus expresiones te dicen "acércate y te mato" ruego para que se sienten en la zona de Sally pero no, ellos se tenían que sentar en la sección donde atiendo yo. Maldigo entre dientes y voy con la sonrisa más falsa que tengo a atender a los tres sujetos.

-Buenas noches. Bienvenidos al Galeón. Soy Sofía y les atenderé esta noche. ¿Qué desean?-dejo esa estúpida sonrisa en mi cara.

-Bueno hermosa, queremos unas cervezas - dice el primer sujeto, me hace un gesto para que me acerque un poco más a él y lo hago -y ¿cuánto cobras por hora?-me paro inmediatamente y lo miro con furia e indignación y este hijo de su madre ¿quién mierda se cree para tratarme de puta? Los otros idiotas se ríen.

-Ella es, tenías razón-dice el sujeto dos y yo frunzo el ceño ¿de qué hablan?

-bueno, ya que la hemos encontrado ¿por qué no nos largamos?-dice el sujeto tres.

-no nos iremos porque quiero una cerveza y ustedes también-los mira con una cara que le hiela la sangre a cualquiera-tráenos las tres cervezas heladas-me mira de arriba abajo y yo pongo una cara de repugnancia. Odio a los hombres así. Me voy donde Álvaro.

-Álvaro, ¿podrías pasarme tres cervezas por favor?

-claro, aquí tienes-me entrega las tres cervezas y frunce el ceño al ver mi cara de molestia-¿quieres que termine de atender yo? Solo faltan ellos y por lo que he observado son unos imbéciles. Vete a casa y anda a descansar. Estás agotada Sofi, déjame ayudarte. Me acaricia la mejilla y me ruborizo.

-no te preocupes. Como has dicho ellos son los últimos y con imbéciles así me toparé toda la vida-suspiro cansada-les llevaré las cervezas. Caminé hacia donde estaban los tres sujetos y les dejo las cervezas en la mesa.

-¿desean algo más? -les pregunto amablemente.

-ya te dije ¿cuánto cobras por hora?-dice el sujeto uno.

-yo no hago esos servicios señor-digo entre dientes-así que si no me necesitan más me retiraré- me pongo a limpiar las mesas faltantes y veo que Sally se ha ido a cambiar para irse. ¡yo también me quiero ir! Lloriqueo mentalmente.

-¡ey niña! Tráeme la cuenta-grita el sujeto uno-¿tanto le cuesta a este idiota decir por favor o gracias? Voy a la caja y les llevo la cuenta. Se las llevo y espero a que paguen para ir a buscarles el vuelto. Cuando regreso les dejo la bandejita con su vuelto y me pongo a sacar las botellas vacias de cervezas. Cuando regreso a la mesa ellos ya se han ido y miro aquella bandeja y me doy cuenta de que han dejado una propina bastante...exagerada junto a una nota.

Nos veremos muy pronto hermosa

Arrugo el papel y lo tiro a la basura. Sally ya se ha ido y Álvaro tiene que terminar de ordenar unas cajas con licor que han llegado hace unas horas.

-adiós Álvaro. Nos vemos mañana-beso su mejilla.

-adiós Sofi, cuídate. Nos vemos mañana-me guiña un ojo y me sonríe. Bajo por las escaleras del Galeón y camino hacia mi auto. Hace un frío de los mil demonios. Cuando llego a él saco las llaves de mi bolso y estas caen al piso. Cuando me paro veo a los tres sujetos que han estado antes en el local ahora apoyados en mi auto.

-te dije que nos veríamos pronto hermosa-se ríe perversamente el sujeto uno y de un momento a otro el sujeto tres me pone los brazos tras la espalda y me pone un paño en la cara y todo se vueve...negro.

80 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora