Mark me rompió el corazon mil veces y las mil veces lo perdone, pero les puedo asegurar que me lo rompió mas de mil, incluso mas del millón pero prefería pasarlo por alto, hacer como si nada porque quizá así el cambiaria.
Lo se, dirán "Oye Clarissa que tonta, las personas no cambian" pero tenía 19 años casi 20 cuando la locura empezó, realmente era una inexperta y Mark... bueno Mark quería comerse al mundo, importando le un comino lo que las personas a su alrededor quisieran o necesitaran.
Y ahora estoy sentada en mi camioneta del lado del copiloto escuchando indicaciones de como entrar al Hospital y esquivar a la prensa, mi corazón late demasiado rápido y tengo miedo.
-Clarissa!, ey!.- hablo Julio el viejo guardaespaldas de Mark. -Clarissa solías hacerlo todo el tiempo, solo necesito que camines rápido y pronto estarás con Mark.- hablo Julio nuevamente sacándome del trance.
-Julio, hace años que no lo veo.- talle mis manos contra el pantalón de mezclilla
-Tranquila, solo respira.- toco Julio mi hombro para después asercarse y jalar la manigeta de la puerta, para darme a entender que era momento de salir, los flashs de las camaras de la prensa y video camaras me aturdían, comenzaron a lanzar preguntas y la respuesta debía ser "nada por el momento"," esperemos que todo este bien", "gracias por acompañarnos".
Caminaba lo maximo que podía, pues los reporteros parecían querer quedar sobre mi, tome la mano de Silvio uno de los guardaespaldas mas "joven" de Mark y el actuo como escudo para pasar por en medio de todos.
-Clarissa tantos años sin verte hermosa, crees que el impacto de la bala mate a Mark?.- pregunto sin descaro William Syder un reportero sin moral, que disfrutaba del dolor ageno para volverlo morbo entre la comunidad, lo mire con enojo y segui mi camino, Syder sonrio; siempre fui su presa favorita cuando Mark salia a campaña, comenzando a tener el poder y fama, Syder podria molestar a Mark un poco, pero su enfoque favorito era yo, incluso en un momento de la vida, empeze a sentir empatia por el y respondia de la misma manera que preguntaba.
-Dios!!, que bueno que estas aqui.- corrio la mamá de Mark cuando me vio cruzar la puerta, se mordia las uñas nerviosa. -Mark pregunta por ti todo el tiempo.- solto un sollozo la adoloriada madre.
-Bueno, ya estoy aqui señora Colate.- sonrei de costado, hacia muchos años que no la veia y francamente se conservaba lo suficiente para una mujer de su edad.
-Avisare que te hagan pasar, vamos.- comenzo a caminar por los extensos pasillos del hospital, empeze mi andar justo ddetras de ella como una adolescente, la verdad es que mi cabeza daba mil vueltas, ¿que le diria? ¿que me diria el? ; estaba echa un lio y mi corazon parecia no querer cooperar.
Tomamos el elevador y sentia que las paredes se juntaban cada vez un poco mas, subimos hasta el piso 8 donde se encontraba Mark. Cuando las puertas se abrieron de par en par muchos ojos curiosos voltearon a verme, la mayoria conocidos, algunos desconocidos y unos pocos molestos por mi presencia, camine con la cabeza en alto y sonrei saludando a todos, uno por uno, familiares y amigos.
-Lizet.-dije al llegar con la novia de Mark
-Clarissa.- dijo de igual manera, con la mirada adolorida, siempre me miro de esa manera, Lizet habia sido en el pasado una muy buena amiga de la universidad, antes de que descubriera que Mark y ella se veian a mis espaldas.-Te esta esperando, no quiere ver a nadie que no seas tu.- hablo con odio y enojo, la mire y solté un bufido.
-Gracias.- camine con seguridad hacia donde me indicaban, la enfermera doblo dos veces, una a la izquierda y después a la derecha, hasta llegar a un pasillo donde solo había una puerta y dos hombres altos y sumamente fornidos a cada lado de la puerta.
-Jorge, Erick- salude seria y ellos asintieron, dando espacio para poder pasar a la habitación, la enfermera, paso primero y le susurro algo a la silueta de "Mark" en la cama, para después mirarme e indicarme que podía pasar, le sonreí en modo de agradecimiento y nos dejo solos, cerrando la puerta detrás de ella.
-Planeas quedarte ahí?.-se escucho la voz potente pero dulce de Mark, mirándome fijamente.
-¿Como estas bandido?.- respondí caminando hacia el, para por fin encararlo después de 4 años sin vernos.
-E tenido días mejores.-sonrió dejando ver su perfecta dentadura, mirándome fijamente cuando estuve lo suficientemente cerca de la cama, coloque mi mano en el tubo de la cama del extremo de los pies y la deslice lentamente, mirando todo lo que tenía Mark alrededor de su cuerpo, hasta llegar a su costado izquierdo.
-¿Como sucedió?.-pregunte sin mirarlo, levantando mi mirada hacia el suero que tenía conectado, viendo como caían las gotas.
-Realmente no lo se y no quiero hablar de eso lisa.- hablo nuevamente
-No me llames así, es como si me dijeras Lizet y no es agradable.- solté venenosa, para después mirarlo fijamente.
-Bien cabeza de rábano, creo que moriré.- suspiro y alzo la ceja izquierda.- Quiero pedirte perdón Clarissa.- dijo firmemente levantando su mano izquierda para poder tocar mi mano.-Realmente lo lamento.- una lagrima se deslizo por su mejilla
-Mark, no tengo nada que perdonarte.-mi corazon se estrujaba.-hace tiempo que deje todo rencor y entre otras cosas que te tuve.-suspire resignada, la verdad es que aun dolía, pero no se lo haria saber.
-Te amo, siempre lo hice.- soltó de pronto y mis mejillas se humedecieron, reprimía rápidamente mis sentimientos.- Fui tan idiota, y me dolio tanto cuando te fuiste.-levanto su mano y acaricio mi mejilla.- Se que nada de lo que diga menguara el dolor, pero en verdad lo siento.- mi miro fijamente.
-El dolor deje de sentirlo hace años.-suspire, el solo sonrió e hizo un esfuerzo por acercarse a mi rostro, lo permití, siempre fui débil ante el.
-Aun recuerdo cuando te vi por primera vez, con tu cabello largo y enmarañado, te veías tan tierna, desde ese día te comencé a querer.-susurro casi para el mismo, no dude en recostarme junto a el, cuidando de no lastimarlo o incomodar.
-Aun no tenías barba y tus dientes eran blancos.-recordé arrugando la frente, provocando una leve risa en Mark, acto seguido paso su mano por mi cabeza como cuando éramos jóvenes.
Sentí algo en mi pecho y como si tuviese el poder de regresar en el tiempo, parecía que regresaba nuevamente a preparatoria.
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Cosas de la vida
RomanceMirarte o extrañarte Quedarme o Alejarme Amarte u Odiarte La verdad es que no lo se, nunca tuve el valor para decirte lo que sentía en realidad o para parar todo esto en el momento indicado; caí como todas las demás rendida bajo tus brazos y tus oj...