Prólogo

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Yunho se había dejado convencer, la verdad no fue muy difícil, por un grupo de amigos para irse de viaje a Nepal. Con la finalidad de hacer alpinismo en la cordillera del Himalaya. Y este sería el comienzo de una serie de viajes en busca de las catorce ochomiles del mundo. Lo que se traducía en meses en los que estarían fuera de su país.

Aquel grupo selecto de amigos de Yunho, eran como él, jóvenes en su mayoría de no más de veinticinco años. Y a los que, como a su amigo, les encantaba los deportes de riesgo.

Era como si para ellos no hubiese un límite ante el peligro que enfrentaban. Siempre querían más y eso fue lo que los llevó a probar diferentes deportes llevándolos a extremos impensados.

Así que, por ahora, estaban muy avocados al montañismo. De seguro, aquello se acabaría dentro de algunos meses, en los cuales buscarían otro deporte mucho más extremo para poner en riesgo sus propias vidas. Pero, por el momento, el alpinismo era por mucho; el deporte que más estaba admirando Yunho.

Había llevado meses de preparación y clases antes de comenzar a escalar, por sus propios medios, pendientes escarpadas y peligrosas. Este deporte, se había llevado toda su fascinación por completo. Lo que había hecho que él se esfuerce en aprender con mucho empeño acerca de cada mínimo detalle acerca de esta práctica.

Por lo que ya estaba planeando con el equipo de sus cinco amigos entrañables, como y cuando sería su tan esperado viaje para escalar el Annapurna.

Todos tenían muy claro que al ser, aficionados, debían de contratar a un grupo de profesionales para que los guíen y asistan a lo largo de su ascenso a la gran montaña. Para Yunho, no fue problema tomarse el tiempo y la dedicación de buscar a estos expertos. Pues tenía los medios y el tiempo para hacerlo, por lo que, no fue muy difícil conseguir a un grupo de cuatro personas expertas. Entre dos alpinistas profesionales con algunos ochomiles en su haber y con la suficiente experiencia en el tema, un doctor y un guía sherpa para su expedición.

La verdad era que, ninguno de sus amigos había visto tan entusiasmado con todo este tema del viaje a Yunho. Ya que en su rutinaria vida llena de comodidades, banalidades y entre las peleas que tenía con su madre, acerca de tomar el control de los negocios familiares; Yunho había formado su propia caparazón ante aquel mundo. Quien era una persona frívola que solo le importaba lo que el dinero pudiese darle. Para Yunho "todo podía ser comprado" y no había lugar en su corazón para preocuparse por las más mínimas emociones. Por ello, era demasiado extraño verlo emocionado con algo que no fuesen objetos de costosos.

Como fuese, una vez tuvieron todo listo para el viaje, decidieron tener una pequeña fiesta como despedida para sus familiares.

Naturalmente, la madre de Yunho no asistió, por la razón, de que no apoyaba aquel estúpido viaje que quería emprender su hijo. Y aunque todo sucedió en una de las casas de Yunho, ella ni si quiera se molestó en reprenderle algo. Solo se limitó a dejarlo hacer lo que quisiese, ya que era su único hijo. Además de que ella estaba, ya muy ocupada, manejando los negocios familiares como para atender los asuntos de su hijo.

Ella, de cierto modo, siempre fue la que estuvo detrás del control de todo después de la muerte del padre de Yunho. Por lo que, Yunho podía comprender de quien había heredado su carácter frío. Nunca fue una madre amorosa, al contrario, fue lo más dura que pudo para criarlo de la manera en que a ella la habían criado. Alguien que tendría que ser líder y servir para manejar muchos asuntos a la vez. Que no se dejaría manejar o amilanar ante algún problema que surgiese. Y, también, que lo importante eran las ganancias y el trabajo en los negocios familiares.

Esa noche, Yunho dejo en claro, como siempre lo hacía, de lo lujosas que podían ser una de sus fiestas. Él había estado muy involucrado en cada detalle y solo había pedido lo mejor. Después de todo sería una de sus últimas fiestas en el país antes del viaje. Por lo que escatimar gastos sería una ofensa, al menos eso pensaba, para lo que pudiesen pensar sus amigos de él.

"Angels don't Cry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora