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Se sentía realmente bien.

Tom Trumper disfrutaba de su sueño, por primera vez no sintió angustia o nervios cuando dormía, mientras soñaba pudo sentirse realmente relajado pues, aunque era un sueño en blanco parecía ser el mejor de todos. No había incertiumbre.

- Nick - una voz le llamaba pero Tom se negaba a abrir los ojos - Hey Nick, despierta - la voz le seguía llamando pero la comodidad que sentía era mayor como para dejarla ir.

La voz insistía en querer sacar al pálido chico del mundo de los sueños y, aunque este se resistía, un ligero aire frió le hizo necesario el abrir los ojos.

- Hola Nick - saludo su hermana apareciendo en su campo visual.

- Hey, hola - respondió el menor regalandole una tímida y radiante sonrisa. 

Jenn sonrió realmente emocionada ante aquel gesto. Jamas había visto a Tom sonreír con tanta naturalidad y estaba segura que era responsabilidad de aquel lindo chico.

- Deberías asearte y cambiarte para bajar a desayunar - sugirió mientras se dirigía hacia la puerta, mas se recargo en ella mientras observaba al menor haciendo lo indicado.

Tom se sentía tan tranquilo, ignoraba realmente el porque pues todo parecía parte de un sueño o una ilusión justo a hora, no creía ni siquiera el hecho de estar ahora tomando un baño con su hermana esperándolo en la habitación. Tenia la misma sensación de siempre, donde alguien le hacia falta, donde solo en sueños sentía seguridad pero con la diferencia de que esa sensación no lo consumía ahora.

Podía decir que estaba bien, como nunca antes.

Se encontró con ropa sobre la cama en cuanto salio del baño, se cambio sin preocuparse si su hermana lo miraba o no, pues habían crecido respetándose totalmente que verse desnudos o encontrarse en un mismo sitio en esas condiciones no afectaba en nada su relación entre hermanos ni creaba conflictos por lo mismo.

- Veo que Billy realmente te hace feliz- comento Jenn mientras ayudaba al menor a secar su cabello, pues era tan descuidado que dejaba eso al final y terminaba con la ropa mojada y a un pie de resfriarse.

- Bill... Billy- murmuro mientras trataba de creerse lo del día anterior.

- Realmente me alegra que te haga feliz.

- ¿Donde esta él ahora? - cuestiono mientras reparaba en un saco oscuro que descansaba en la silla frente a su escritorio.

- En el estudio, estaba esperándote para desayunar cuando Gus llego.. - Tom se puso de pie y camino a paso rápido hacia el estudio.

Gustav era su mejor amigo, demasiado infantil en algunas ocasiones pero también muy protector con él. No le agradaba que nadie se le acercara y eso Tom lo agradecía pues se sentía incomodo con extraños. Pero ahora hablaban  de Bill, el chico que ha pasado vidas enteras tratando de encontrarlo. El mismo que metió sus manos dentro del jardín de las almas y pasando a hacer algo que solo le correspondía  a su Dios, creándolo solo a él.

Entro sin llamar antes a la puerta, acercándose a paso rápido hacia dos de las personas mas importantes de su vida.

Le sorprendió un poco ver que Bill y Gustav hablaban y reían como si fueran amigos de toda la vida, sonreía de forma honesta y se mostraban cómodos con el otro.

- ¡Nick! - un par de voces animadas lo recibió, se sentía tan perdido ante aquel par sin embargo siguiente avanzando.

Bill se levanto de su sitio cediéndole el lugar para después acomodarse sobre su regazo y dejar un casto beso sobre sus labios. Instintivamente Tom sonrió.

El Jardín De Las Almas. Twc. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora