"Se negaba a admitirlo, pero en el fondo sabía que ella era su Tua Cantante. Tal vez no significara alma gemela, pero en el instante en que la conoció, su corazón, antes silencioso, comenzó a latir con un ritmo que creía haber olvidado."
• Imaginas...
Estabas en la boda de Edward y Bella, rodeada de todos los vampiros y humanos que formaban parte de sus vidas. Aunque habías conocido a la mayoría, decidiste quedarte en las sombras, como siempre lo hacías. Pero cuando viste a un joven de la manada Quileute, algo en ti se encendió.
Nunca habías sentido algo así. La atracción que experimentabas por él era tan fuerte, tan inmediata, que te tomó por sorpresa. Sus ojos, llenos de curiosidad, se encontraron con los tuyos y todo a tu alrededor desapareció por un segundo.
No lo conocías. Era solo un chico más de la manada, pero de alguna manera, sentías que siempre había estado allí. El tiempo parecía detenerse mientras tus pensamientos se desbordaban.
Seth se acercó a ti durante la recepción. Su sonrisa era amable, casi tímida, pero había algo en el aire que te hizo sentir que este encuentro no era coincidencia.
—Nunca había visto a un vampiro en mi vida —comentó, intentando romper el hielo con nerviosismo.
—¿Nunca? ¿Seguro?
Las mejillas de Seth se enrojecen, pues era un comentario tonto. Claro que había visto a muchísimos vampiros, solo que lo había olvidado en cuanto te vio. Tú percibiste que algo cambió en su mirada cuando sus ojos se fijaron en ti por completo. Fue un segundo, un simple parpadeo, pero en ese instante, Seth sabía que te seguiría a donde fueras.
Él no lo entendía, no podía haberse imprimado. ¡Eras una vampira después de todo! Era imposible, ¿cierto?
—Rayos. Los demás me van a matar.
El silencio llenó el espacio entre los dos mientras tú, aún sin comprender del todo, te dabas cuenta de lo irreversible de la situación.
Ya no había vuelta atrás.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.