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Golpeé la puerta con toda la fuerza que podía enfadado conmigo mismo por meterme en esta situación tan innecesaria

-¡Mujer!- llamaba- ¡abre!

-¿ahora qué?

Abrió poniendo los ojos en blanco y cambiaba su peso de pierna harta de tener que enfrentarse con el mismo tonto peliazul. Caminé dentro sin decir palabra alguna, yo también estaba cansado de esto, fui directo hacia el baño y recogí mi chaqueta de mala gana

Me crucé con ella en la sala de estar pero apenas le dirigí una mirada antes de llegar nuevamente al pasillo, la puerta volvió a cerrarse tras de mí y recordé que no había llevado las llaves conmigo, me tomé el puente de la nariz con mis dedos pulgar e índice

No estaba dispuesto a volver a llamarla y era muy perezoso como para bajar y pedir otra, me senté en el pasillo, cubrí mi torso con la chaqueta y apoyé la cabeza de la pared para luego cerrar los ojos, poco a poco la rabia había ido desapareciendo de mi cuerpo a la par con que el sueño ganaba espacio. Repito, no la odiaba pero si era insufrible, primero la ayudé a tomar un taxi y se molesta por ello, luego llegamos al hotel y casi vomita en el ascensor conmigo dentro, no podía entrar a su habitación y como un idiota volví a rescatarla pero solo dio como resultado que me quede aquí afuera tratando de conciliar el sueño. Debería dejar de rescatar flautistas en apuros

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-ey- sentía que alguien me movía- tu- insistía y yo gruñí, ¿es que no podía tener una siesta tranquila?

Abrí mis ojos y lo primero que vi fue un pie en mi brazo que me movía, seguí subiendo por unas lindas piernas hasta que me topé con sus ojos.

Aquí vamos otra vez

Fingí que lloraba-¿Qué quieres?

-em… ¿quieres un poco de café?

-no- y volví a cerrar los ojos

-bien…- se escuchaba más decepcionada que molesta, escuché como se alejaba pero la retuve con mi mano y volví a verla.

-¿puedo entrar?

Asintió y liberé su mano y me puse en pie para seguirla dentro, me coloqué la chaqueta una vez crucé el umbral. Había dos tazas dispuestas una frente a la otra en la isla de la cocina, me senté en un taburete y tomé una taza de la cual salía humo.

Me quedé absorto viendo el café bien cargado, no pensaba en nada ni sentía nada solo existía ahí. Se paró frente a mí y tomó un largo sorbo del suyo

-fui muy grosera

-estoy de acuerdo con eso- por fin concordábamos en algo

-estabas siendo amable, además eres un sunbae debí ser más respetuosa. Me disculpo- asentí aceptando sus disculpas

-aprecio que las personas digan lo que piensan- tomé un sorbo de mi café pero me llevé un sorpresa al notar que no tenía azúcar- ¡¿Qué coño?!

-¿um?

-no tiene azúcar- sentí la necesidad de limpiar mi lengua para apartar ese mal sabor de mi boca

-oh- en el poco tiempo que nos llevamos conociendo nunca la había visto reír, lo hacía ampliamente mostrando toda su hilera superior de dientes, sus ojos se hacen más pequeños aunque no tanto como los míos. Emitía un sonido agradable al reírse de sí misma casi podía olvidar lo mucho que su actitud me sacaba de quicio- lo siento- buscó el azúcar- soy diabética y estoy acostumbrada a prepararlo desabrido, ¿Cuántas cucharadas?

Mostré dos dedos, así que es diabética. No creo que ese dato me sirva de algo pero seguro lo iba a recordar es una de las desventajas de ser yo olvidaba los nombres pero si me decías un dato innecesario sobre ti seguro se quedará grabado en mi memoria para siempre

-listo- volví a probarlo, estaba mejor

Estuvimos ahí en silencio, ambos observábamos el infinito y no hace el intento de entablar una conversación después de todo ¿de que podíamos hablar? Nada, para su mala suerte se tropezó con la persona menos habladora de toda corea-¿por qué te quedaste fuera de tu habitación?- rompió el silencio

-no puedo entrar- ladeó la cabeza- dejé las llaves adentro

-Creí que el despistado era V- murmuró

No respondí pero las preguntas que antes le quise hacer volvieron a nublar mi mente, siempre que me acerco a ella miles de dudas sobre su vida me inundan quería saberlo todo pero al mismo tiempo luchaba con esa necesidad. Había aprendido a respetar las historias de cada persona pero quería sacarle todo de la suya

-eras invitada en la premiación ¿no?, digo no estabas nominada- bajó su cabeza y negó

-realmente era la compañía de alguien más, le había escrito una canción y así me agradeció

Estaba seguro que en la alfombra la vi sola, o tal vez su acompañante estaba siendo entrevistado en el preciso momento en que me percate de su presencia.

-pero…

-no más preguntas- contestó con frialdad- cuando termines puedes acostarte en el sofá hasta que lleguen tus amigos

Y se dio la vuelta con su taza en mano en dirección a la recamara. En una esquina había un teclado, no era un piano pero era lo más parecido

-¿puedo?- dije señalándolo

-haz lo que quieras

Desapareció dentro del cuarto. No terminé de tomarme el café, no soy fanático de esa cosa lo acepté porque… no había razón alguna pero lo había aceptado y lo hecho hecho estaba y no podía hacer nada para revertirlo al menos dormiría en un sofá y no en el pasillo. Me acerqué al teclado pero no tocaba notas en específico solo lo hacía para calmar mi espíritu o algo así.

Sacar melodía de ese instrumento era mi manera de hacer catarsis, todas mis preocupaciones y cosas que me molestaban se iban volando cuando este encuentro sucedía

Pronto algo vino a mi mente, lástima que no tenía mi teléfono para grabarlo. Mis dedos parecían trabajar más rápido que mi mente y se adelantaban a sus órdenes.

Miré como ella aparecía frente  a mi sosteniendo su móvil y me hacía un gesto para que siguiera pero pronto llegué al final de ese arrebato de inspiración. Dejó de grabar

-con una buena letra sería un éxito- robaba mis frases- en serio amas cualquier cosa que tenga teclas-no respondí- es la causa de tu euforia

-tu eres buena con las palabras- era la verdad

-gracias

-¿Cuál es la causa de tu euforia?

Se encogió de hombros

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Euforicaaaaaaaaaa si así estoy hoy

Euphoria ~> Suga Donde viven las historias. Descúbrelo ahora