#O1

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Mientras aceleraba sus pasos, recordaba lo agitada que había sido su mañana. Y todo gracias a la insistencia de su madre por hacerlo volver a su casa para recoger unos recuerdos que trajo su padre de su último viaje. Su madre era una mujer hermosa, muy amable y adorable, pero también bastante energética cuando de su padre se trataba.

Kirishima estaba acostumbrado a ese comportamiento, sin embargo, obligarlo a pedir permiso a Aizawa-sensei para salir de los dormitorios, un domingo por la mañana, sólo y únicamente para recoger unos pequeños recuerdos que su padre le tenía para él y sus amigos se le hizo algo muy innecesario. Pero era su madre, y le debía muchísimas cosas, ¿qué clase de hijo seria si no podía cumplirle un pequeño capricho a la mujer que le dio tanto?

Con ese pensamiento en mente, evitó cuestionarse de más esas cosas innecesarias y continuó corriendo para volver a la hora que le había prometido a su Sensei. Su mamá, emocionada por verlo después de tanto tiempo, le preparó un desayuno inmenso y lo celebró muy fervientemente. Kirishima no contó con lo rápido que pasaba el tiempo cuando era engreído por el calor del hogar, y pronto se vio a sí mismo despidiéndose fugazmente antes de correr para tomar el autobús y luego dirigirse a la escuela a pie debido a un embotellamiento en una avenida central.

—¡No, espera! ¡No lo hagas!

Se detuvo abruptamente al oír el grito de una niña. Su voz tan infantil no podía pertenecerle a alguien mayor, sin embargo, parecía que necesitaba ayuda. Sacudió la cabeza de lado a lado, girando fugazmente su cuerpo hacia todas las direcciones, y entonces los vio.

Un niño de cabello negro y de lentes gruesos, con peinado tipo hongo, tenía acorralada a una niña de cabellos rubios, al parecer de su misma edad. Ambos chicos no podían tener ni diez años, sin embargo, el modo amenazante como el muchacho se acercaba a la niña hizo que él suspire, ¿quizás la estaba molestando?

Kirishima avanzó hasta el otro lado de la calle, deteniéndose justo detrás del niño. Él tenía unas graciosas espirales marcadas en sus gruesos lentes y, apenas lo sintió, se volteó asustado, empezando a temblar exageradamente. ¿Quizás por sus dientes? Kirishima a veces pensaba que se veía temible por su masculina y genial dentadura.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —le preguntó al pequeño, mostrando una comprensiva y agradable sonrisa, inclinándose para ponerse de cuclillas en el suelo.

La niña, quien rápidamente reaccionó, buscó refugio detrás de Kirishima, aferrándose a la parte trasera de su camisa. El niño quiso moverse pero al parecer sus piernas no le funcionaban para nada que no fuera temblar asustado. O más que eso, nervioso.

—¡Ese niño quiere atacarme con su quirk! —gritó la pequeña, señalándolo acusadoramente y sacándole la lengua al ya sentirse totalmente a salvo.

—¿Ah si? —Kirishima se giró nuevamente hacia el niño— ¿Y por qué quieres hacer eso? No puedes usar tu quirk de manera descuidada, podrías causarle algún daño... Ah, pero... — Mostrándole otra amigable sonrisa, estiró su mano y la tendió hacia el pequeño —Mi nombre es Kirishima Eijiro, ¿tú cómo te llamas? ¿Estás perdido?

Pensando que lo más lógico era hacerse su amigo antes de regañarlo, él intentó tratarlo con mucho cuidado y ser amigable, aunque el niño parecía no muy interesado en colaborar. Cuando el pequeño chasqueó la lengua y le dio un manotazo alejando su mano, Kirishima la encogió y su expresión cambió ligeramente.

—Vamos, tranquilo, no te haré daño ¿si? Sólo quiero que hablemos.

Pero fue en vano. La niña detrás suyo, suficientemente asustada porque el niño no cambiaba su actitud, aprovechó que el muchacho había vuelto a mirar a Kirishima y empezó a correr, alejándose. El menor rápidamente intentó seguirla, pero Kirishima se puso de pie y se interpuso en su camino.

Voz del corazón. | Bakugou Katsuki x Kirishima EijiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora