#O4

16.7K 2.2K 1.3K
                                    

Kirishima se dejó caer con frustración, apoyándose en la pared que se conectaba a los ventanales del balcón. Podía salir, podía huir de su habitación y entonces escaparía de Bakugou y de sus pensamientos, pero cabía la posibilidad de que se encuentre con alguno de sus amigos, y mientras más voces, menos era capaz de concentrarse en sus propios pensamientos para ingeniar una salida.

¿Y si llamaba a Aizawa? Seguro Bakugou no se lo perdonaría. Ellos eran amigos, se atrevía a decir que muy buenos amigos, meter a su sensei en un confrontamiento de ambos sólo dejaría más que ofendido al rubio, bien sabía Kirishima que su amigo no era precisamente la persona más razonable cuando sentía que se le estaba dejando atrás.

Podía llamar a Midoriya, y aunque eso resultara quizás peor, quizás era capaz de hacer que pareciera una coincidencia, sin embargo, su egoísta corazón no tenía mucha fuerza como para enfrentar a Midoriya con una sonrisa y agradecerle por llevarse a Bakugou lejos de él por segunda vez en el día. Kirishima soltó un pequeño quejido al recordar que el único modo como pudo huir de Bakugou y de los demás fue cuando Midoriya entró a la sala común; todos, incluido Bakugou, se centraron en el peliverde lo suficiente para que él escape por otro lado y las puertas del elevador se cierren antes de que alguien lograba alcanzarlo.

Tampoco era la primera vez, siempre que Midoriya apareciera, de algún modo Bakugou tenía que prestarle atención, sea por competitividad o por lo que fuera, Kirishima ya había aceptado que ante la presencia de Midoriya, él era completamente eclipsado, como cuando el sol se coloca sobre la luna y todos se olvidan de que ella existió. Un instante, pocos segundos, pero ese fragmento tan reducido de tiempo le dolía de maneras que no podía expresar.

Y por ello, aun teniendo el celular en sus manos y el número de Midoriya en la lista de contactos, lanzó su móvil hacia la cama y este rebotó en el colchón.

"Ese maldito bastardo... ¿Qué demonios está haciendo? ¡Necesito saber qué le ocurre!"

Kirishima cerró los ojos y abrazó sus piernas, pegando sus rodillas contra su pecho, acabando por recargar su frente contra ellas. Oía a Bakugou una y otra vez repetir lo mismo, mientras los golpes en su ventana no se detenían. Bakugou tenía toda la capacidad de reventar esos vidrios cuando deseara, pero imaginó que, de hacerlo, Cementoss o cualquier profesor podía preocuparse y harían de ello un gran alboroto.

Sólo esperaba que pronto Bakugou se canse, o piense racionalmente en avisarle a Aizawa-sensei, así Aizawa podría explicarle qué le sucedía a Kirishima y Bakugou dejaría de insistir, al menos hasta el día siguiente.

—¡Kirishima, con un maldito demonio, abre esta puñetera puerta!

Mordió su labio con fuerza y negó con la cabeza. Bakugou no lo podía ver debido a las cortinas y a dónde se encontraba, pero consideró que era lo mejor, mientras más pronto el rubio pensara que él se había quedado dormido, más pronto se rendiría y se iría.

"Kirishima... Por favor..."


+


Kirishima abrió los ojos y se encontró con la inmensa oscuridad de su habitación. Al entrar a ella no había encendido las luces, así que no le sorprendió que todo se encontrara increíblemente oscuro. Él se tomó su tiempo antes de levantarse y dirigirse al interruptor, encendiendo y pestañando repetidas veces para acostumbrarse.

Caminó hacia su baño y se refrescó, mirándose al espejo, observó sus cabellos ligeramente despeinados y tronó su cuello debido a la incómoda posición en la que se había quedado dormido.

Una vez regresó a su habitación, observó su reloj en la pared y soltó un largo suspiro, eran poco después de las ocho de la noche, así que comprendía la razón por la cual todo se oía tan silencioso: sus amigos debían encontrarse en el primer piso disfrutando de su último rato libre antes de que los manden a dormir a las diez de la noche, como lo hacían todos los días que al día siguiente tenían clases.

Cogió su celular y borró todas las llamadas perdidas de Bakugou, pero no fue hasta que se sentó en su cama que notó un pequeño detalle: Estaba lloviendo.

Observó las persianas que cubrían los ventanales del balcón y negó la cabeza. El pensamiento fugaz que cruzó por su cabeza era ilógico, pero no pudo evitar acercarse con cierto temor y tirar de ellas hacia un lado.

Fue así como su corazón se detuvo al ver a Bakugou sentado contra uno de los lados del balcón. El rubio ceniza se encontraba dormido, mientras las gotas de agua caían sobre sus cabellos y resbalaban por su rostro y su ropa.

—¡Woah! ¡Bakugou!

Kirishima abrió los ventanales tan rápido como pudo y se lanzó frente al chico. Con torpeza, recordó que no tenía cómo cubrirlo y volvió a entrar a su habitación, buscando su paraguas en algún lugar. Al encontrarlo, salió del cuarto y lo abrió sobre el rubio, evitando así que más gotas lo continuaran mojando.

—¿Qué haces aquí? Tienes que moverte. Oi, Bakugou, despierta, vamos. ¡Te vas a enfermar!

Con su mano libre, esa que no sostenía el paraguas, Kirishima empezó a sacudir el cuerpo entumecido del más alto, hasta que, para su sorpresa, fue capaz de oír su voz interna y, en una reacción bastante rápida, Bakugou lo agarró, tomando su muñeca con firmeza, atrayéndolo hacia él.

"Es tan adorable..."

—Te atrapé, idiota.

Los ojos del rubio se abrieron y mostró una sonrisa orgullosa y presumida. Kirishima intentó tirar de su mano, pero sólo confirmó que Bakugou lo continuaba sosteniendo sin intenciones de permitirle moverse. El pelirrojo observó al otro chico, y escuchó las risitas de orgullo que se repetían en su cabeza, Bakugou parecía tan feliz de haberlo atrapado.

—Bakugou... ¿Por qué...

—Ya no vas a huir más de mí, pelos de mierda.

"No pienso dejarte ir a ningún lado"


+


Kirishima se estremeció e intentó alejarse nuevamente, mientras sus mejillas se pintaban de un suave color rojizo, sonrojándose hasta sus orejas y soltando el paraguas por la sorpresa, provocando que nuevamente las gotas cayeran sobre Bakugou y ahora sobre sí mismo. El agua se sentía fría, no era una lluvia suave, pero en definitiva eso no se comparaba a las reacciones propias que estaba teniendo, como por ejemplo, su acelerado corazón que parecía anhelar saltar fuera de su pecho.

—Vas a decirme por qué rayos te estás comportamiento tan jodidamente extraño.

—Bakugou, espera, déjame explicarte.

—¡Y hazlo rápido, jodida mierda! ¡No estuve bajo el agua tanto tiempo por tu maldita culpa para que ahora no me lo expliques!

—Dios... Tienes que parar.

Kirishima soltó un sonido parecido al quejido de un animal, rindiéndose, pidiendo clemencia a quien sea para que lo saque de esa vergonzosa situación. Ya no sabía si era la voz interna de Bakugou o la externa, cualquiera de las dos estaba acelerando su corazón y llenándolo de una ilusa felicidad, una que aunque sabía que era falsa, parecía no querer detenerse.

Sus párpados cerrados tan fuertemente estuvieron a punto de llorar, no tenía idea de cómo enfrentar toda esa carga y era víctima de la inmensidad de sus propios sentimientos. Ya ni siquiera podía hablar, su voz simplemente no salía.

"Quiero tanto... Tanto besarlo."

Los ojos de Kirishima se abrieron exageradamente y todo su cuerpo secongeló. Presa del pánico, del temor de que ese quirk estuviera causando en élilusiones o algo parecido, dirigió su mirada hacia Bakugou y nuevamente sucorazón se sacudió como si la vida disfrutara de estremecerlo y alterarlotanto.     

Voz del corazón. | Bakugou Katsuki x Kirishima EijiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora