La oscuridad yacía presente en toda la ciudad de Seúl, adornada y acompañada de una hermosa luna y unas bellas estrellas brillando, haciendo un poco de iluminaciones a las calles vacías, en la fría incertidumbre.
El reloj de aguja pegado en la pared grisácea de su cuarto marcaban las tres y media de la noche. Desde que conoció al pelinegro en su oficina, Blair a quedado perpleja sin poder pegar un ojo en toda la noche, como si tuviese insomnio.
Se removió ansiosa, frustrada e inquieta en sus sabanas blancas, soltando pequeños chillidos por los rápidos latidos de su corazón, sin poder quitar de su mente la presencia del chico de cabellos negros que vagaba por su mente, preguntándose a si misma.
« ¿Dónde lo he visto antes? ».
Al hacerse esa pregunta y pensar en: sus ojos marrón oscureciéndose cuando hacían contacto visual, su cabello negro perfectamente peinado hacia un lado casi cubriendo parte de su ojo izquierdo, su piel nívea y sus labios finos de color rosados, pasando su lengua en ellos humedeciéndolos a su paso; sus mejillas se teñían carmesíes.
Su cuerpo respondía a los pensamientos, su piel se achinaba añorando ser tocada por aquellas manos blanquecinas, grandes y fuertes, sus brazos venenosos donde se le remarcaban las venas feroz y deleitosamente rodeándole la cintura. Sus pezones endurecidos en busca de liberación por aquellos labios y aquella viperina lengua. Simplemente ella no sabia el ¿por qué? de aquella atracción sexual tan grande, lo único que ella deseaba era que aquel hombre la tomara y la poseyera a su antojo haciéndola tocar el cielo.
Su trabajo como gerente general de los hoteles más reconocidos mundial, la hacían obligatoriamente comportarse como toda una persona adulta, pero a pesar de tan solo tener veinte años y con un gran cargo, como el de su empresa, a veces suele comportarse como toda una adolescente en plena pubertad.
Después de todo no había mucha diferencia, solo unos pocos años la separaban de la pubertad.
Sin poder más, se levanto de su suave cama, tomo una bata cubriendo su cuerpo desnudo, dirigiéndose hacia la cocina.
La luces del comedor se encendieron al sentir la presencia de la castaña, tomo un vaso de cristal y camino hasta la refrigeradora abriéndola, sirviéndose agua, tratando de calmar sus sentimientos encontrados.
E incluso sus sentimientos y pensamientos eran más claros que el agua sobre aquella atracción entre la castaña y el pelinegro.
Dio un sorbo a su bebida tratando de calmarse, tratando de dejar de pensar en él, en él chico que invade sus pensamientos.
- Ha~, - Suspiro. - tal vez es solo momentáneo. - Trato de convencerse a sí misma, ignorando aquel revoltijo de pensamientos divagando en su cerebro.
Dejo el vaso en el lava traste dirigiéndose a la ducha tratando de apaciguar el calor que reinaba en su piel.
Despojándose a medio camino de la bata, quedando completamente desnuda se adentro a la regadera.
Gustosa sentía el agua caer, resbalándose desde su cien pasando por su rostro, cuello, mientras que algunas gotas se detenían en sus pechos muy bien proporcionados y otras seguían resbalando hasta caer al azulejo de una cerámica hermosa, surcándose por el desagüe
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- Me estas diciendo que después de dos años al fin encontraste a tu bella damisela de cabellos castaños. - El chico de mechones cafés claros con rasgos sumamente masculinos y bellos, desplazo su rostro a dirección del pelinegro. Éste solo sonreía.
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✤WANTEDMAN✤ ┖────«❀»───┚
Random❝. Estoy tratando de hacerte mía, ¿sabes?.❞ ✔ • Alto contenido erótico. ✔• Lenguaje vulgar Y explicito. ✔• Escenas fuertes.