Capítulo 1

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Abrí mis ojos, y poco a poco noté que estaba junto a un hermoso estanque, <<¿donde estoy?>>, me pregunté, conozco bien el reino y nunca había visto este lugar.

me incorporé y divisé mejor el lugar, habían algunos arboles alrededor del estanque, no eran ni muy altos ni muy pequeños {sus hojas eran de color rosa} una suave briza mecía sus ramas y sus flores, haciendo que pequeños pétalos volaran por todas partes, me acerqué de nuevo al estanque y miré mí reflejo; un pececillo dorado saltó de repente salpicándome agua en la cara.

-¡Oye tu! pez travieso ¡mira lo que hiciste!- reí.

El pececillo me miró por unos segundos y luego se fue a jugar con sus amigos.

Me senté bajo uno de los arboles, cerré mis ojos y escuché el suave sonido que hacía el viento al chocar contra las ramas. Un recuerdo pasó por mí mente, abrí los ojos de par en par <<¡hoy es la iniciación!>> nuestro Padre nos dará indicaciones, recibiremos nuestro cuerpo mortal y partiremos a la tierra <<debo encontrar a Ethan y salir de aquí lo mas pronto posible>> suspiré y me levanté dispuesta a buscar a mí hermano <<si fuera por mí me quedaría aquí, pero no puedo huir de mí responsabilidad, no puedo desobedecer a mi Padre, no quiero decepcionarlo, ni a Él ni al Reino>> empiezo a caminar entre los arboles.

-¡¡¡Ethan!!! ¡¿dónde estas?! ¡Ethan!- lo llamo lo mas fuerte que puedo, pero no recibo respuesta.

-¡¿Celeste?!- escucho a lo lejos pero, no es la voz de mi hermano...

Me volteo en dirección al estanque y sigo la voz, llego hasta el gran muro de piedra que se alza a unos metros tras el estanque, la voz proviene de la cima del muro y desesperadamente busco la forma de subir, miro a los costados y noto que una escalera se alza por el muro hasta llegar a la cima, corro hacia ella y subo lo mas rápido que puedo, cuando llego a la cima no veo a ninguno de mis hermanos.

Es él de nuevo... no sé su nombre, no sé nada sobre él pero algo me dice que lo conozco, que ya lo he visto antes.

Me quedo viéndolo, su cabello es un poco largo y tiene un peculiar color rojo al igual que sus ojos, cosa que lo hace demasiado apuesto, sus facciones son marcadas, es muy alto y tiene un cuerpo muy bien trabajado, lleva una armadura puesta y en una de sus manos sostiene una espada con algo gravado en un idioma que se me hace conocido.

Cualquiera pensaría que es un demonio, pero hay algo en él que me hace descartar esa idea, además es imposible la presencia de un demonio en el reino del bien a menos de que haya sido llamado por mi Padre, pero nunca le permitirían vagar por el reino como si nada y mucho menos solo; mas que un demonio... parece un príncipe.

Él me mira con alegría y ternura, y yo me quedo embobada mirándole, perdida en sus ojos.

-¡Celeste!- escucho de nuevo, pero él no a dicho nada.

-¡¡Celeste!!- la voz empieza a escucharse cada vez más fuerte y de repente todo se vuelve blanco.

-!!Celeste, despierta ya!! !se nos va a hacer tarde!-.

Abro mis ojos, y en cuanto estos se acostumbran a la luz me encuentro con un par de ojos verdes observándome con apuro, es mi hermana Erika.

-Cielos, si que es difícil despertarte jovencita, vamos, levántate ya, en una hora empieza la iniciación y si no te apuras llegaremos tarde, y no creo que sea una buena idea perdernos las indicaciones de Papá.

<<todo fue un sueño...>> pensé.

-Ya lo sé, ahí voy, ahí voy, llegaremos a tiempo lo prometo- le digo con un tono perezoso.

Príncipes GuerrerosWhere stories live. Discover now