Tres deseos

✿Capitulo 3: Jiminie

— Bajó la voz.

El profesor llegó luego de un cuarto de minutos, se disculpó por la demora y todos comenzaron a prestar atención a su clase. O casi todos...el lacónico encuentro mantuvo ocupada la mente de ambos estudiantes, durante las siguientes dos horas no hicieron nada más que mirarse el uno al otro, leyendo entre sus pupilas un "en el descanso" silencioso. Lo único bueno que sacó de todo ese tiempo fue su preciada asistencia, con la que ya no tendría que repetir. Hasta que el timbre sonó, y con ello la finalización de su tortuoso enredo. Rápidamente, sin esperar un poco, se levantó de su lugar y caminó hacia la salida, recibiendo un enfadoso regaño de su catedrático, quien recién terminaba de guardar el material usado en clase dentro de su maleta.

—¡YoonGi, espera! —NamJoon salió detrás de él, consiguiendo exactamente el mismo regaño, aunque poco le importó.

Caminaron juntos en dirección a la cafetería, sin decirse nada, pasando de lado a lado junto a los demás alumnos en el pasillo. El temor era reflejado en su pálido rostro, pensando en que tal vez aquél chico de cabellos rosas podría estar esperándole allí, sentado en una banca, con sus tristes ojos analizando a la nada. No tendría palabras lo suficientemente buenas como para entablar una conversación con él, aún estaba confundido, y su mejor decisión por ahora era alejarse.

Tres años, entendió, y quedó grabado en su memoria. ¿Cómo?, se preguntaba, ¿En realidad era capaz de olvidarlo si se trataba de un novio? La sensación de tenerlo junto a él, de haber estado tan cerca dentro de la cabina, con el leve roce entre hombro y mejilla... no le resultaba nada familiar, por mucho que intentase obligarse a ello. No había emoción, ni latidos de adolescente enamorada. Por un escaso momento pensó que era una broma de mal gusto ideada desde la mente menos brillante de su amigo, pero al notarle hablar tan serio y con esa mirada firme, supo que no era así. Suspiró entonces, y el chico a su izquierda pareció entender el gesto, le dio una palmada en la espalda e hizo un ademan con la mano indicando que una de las mesas del comedor se encontraba vacía. Tardaron más en dar su incómodo recorrido que en sentarse a dialogar nuevamente.

—Tranquilo, él no viene por aquí —murmuró despacio, como si con ello le pudiera dejar despreocupado.

—Yo no...no lo entiendo, todo esto me ha tomado por sorpresa.

—Lo que yo menos entiendo eres tú, YoonGi, ¿De un día a otro decides olvidar a tu novio? Al principio pensé que esto sería otra de tus jugarretas para joderle, pero tu rostro asustado y confundido es una de las más inusuales experiencias que pude tener, en verdad, parece que a ti se te ha zafado un tornillo, ¿perdiste la memoria acaso? —aquel comentario fue en completo afán de sorna, seguido de una risilla maliciosa. Sin embargo, estando a esas alturas, YoonGi sería capaz de creerse cualquier posibilidad— no hablarás en serio...

—¡Esto es en serio, NamJoon! —bufó, molesto y fastidiado de que le estuvieran tomando el pelo.

Un sonido en seco de sus puños contra la mesa los dejó perplejos durante algunos segundos, los demás presentes rodeándolos, ajenos a lo que recién se estaba presenciando, clavaron su atención sólo en ellos, comenzando a murmurar "secretamente" para después regresar a lo suyo.

—Tranquilo, Min. —esta vez Nam lo miró con un poco de molestia, no le agradaba ser el centro de atención, ni mucho menos de la gente chismosa.

—Disculpa...—murmuró con pena.

—¡Hey! ¿Qué está pasando aquí?

Y hablando de ese tipo de personas, la voz aguda de un tercero se hizo presente. De pronto un par de chicos apareció delante de ellos, habían notado el suceso anterior desde la barra mientras pedían algo de comer, por lo que, uno en especial, el más joven, sin dudar quiso acercarse y preguntar. El otro simplemente le siguió.