Texas
Como cada mañana me dirijo al despacho del amo. Desde el primer día me obligó a llevarle información de Nueva York antes de que ella despertara.
Hace unos diez días que estamos aquí y aún no se su nombre, siempre me hace llamarlo amo. Hasta el momento todo ha sido muy raro, nos han instalado en una habitación juntas que dudo mucho sea como la de las otras sirvientas de la casa. Nos pasamos el día limpiando el polvo y haciendo coladas, claro que yo me llevo la mayor parte del trabajo porque no quiere que Nueva York se canse. Por mí, bien. Mientras ese sea todo el sufrimiento que voy a pasar me parece perfecto. Ella sigue sin darse cuenta de nada, vive como en una nube rosa en que cree que estuvo en el sitio equivocado en el momento equivocado y, que de algún modo, va a regresar pronto a casa. Ilusa. Ni siquiera nos dejan pisar el jardín sin uno de esos matones armados vigilando.
Podría decir que se siente segura, sabe que nadie la va a tocar. Yo, sin embargo, no he dejado de notar como nos miran los hombres y como arrastran a otras sirvientas a un rincón apartado. Hace dos días entre a una habitación y vi como un de ellas limpiaba una estantería de libros, uno a uno, mientras uno de los tipos armados la estaba follando por detrás. Ella no decía nada, era como si realmente no estuviera pasando. Me dio escalofríos la escena y me da escalofríos recordarlo.
Me paro frente a la puerta del despacho y toco dos veces, como cada mañana.
— Adelante —se oye desde dentro.
Paso y me detengo en la puerta al ver al amo detrás de su escritorio de madera enorme hablando con un tipo sentado en una butaca delante de él. He visto a ese hombre antes en la casa, y sé que él también me ha visto, se me queda mirando de una manera extraña. Aun no sé si me da miedo. Cuando en tu vida has visto tantos monstruos uno más ya no asusta.
— Pasa y cierra —me ordena el amo, y yo lo hago.
El tipo que me mira raro se levanta de su asiento y me lo ofrece, como si yo fuera una dama en una reunión de alta sociedad. Es raro. Miro al amo que me indica que puedo sentarme.
— ¿Y bien? —me pregunta el amo.
Miro al tipo raro, siempre estamos solos cuando le hablo de Nueva York así que no me siento cómoda con el tipo raro delante. Se me debe notar en la cara porque el tipo raro saca su móvil y se disculpa para hacer una llamada que no se si tenía que hacer, pero se va al otro lado de la habitación enorme, lo que nos da algo de privacidad.
— Nueva York sigue dormida, esta noche apenas ha llorado, creo que va empezando a entender que no hay mucho que hacer — cada día se pasaba las noches llorando y eso impedía que durmiéramos ella y yo, como si llorar arreglara algo.
— ¿Cuándo crees que estará lista para entender que ella es mía? —me preguntó el amo impaciente.
— No lo sé, no es algo que vaya a aceptar fácilmente. De donde ella venía no tenía ningún novio así que por ese lado es más fácil, no hay nadie que olvidar. Pero por otro lado, la has arrancado de todo lo que conocía, de su vida, y la has traído aquí...
— ¿Qué tiene de malo este lugar? —me pregunta medio enfadado.
— Hay guardias por todos lados armados, no podemos dar un paso sin que uno nos vigile. Y, ella aún no se ha dado cuenta, pero el que ellos puedan abusar de las chicas en cualquier rincón no hace de este sitio un lugar agradable.
— ¿Alguien le ha dicho o hecho algo? — preguntó con su mandíbula cuadrada tensa.
—No, pero es cuestión de tiempo que nueva York abra la puerta equivocada y encuentre una escena poco agradable.
YOU ARE READING
BORN TO BE FREE
ChickLitNecesitaba el dinero y lo único que tenía era mi cuerpo, así que me vendí. Eso no significa que vaya a ser una esclava toda mi vida, no.Voy a escaparme y empezar de cero, lejos de todo y de todos, pero por el momento tengo que aguantar. Cuando piens...