Texas
Llevamos ya casi una semana en la bodega de este barco. Mi estómago por fin se ha acostumbrado pero alrededor mío veo, o mejor dicho huelo, que el de muchas otras no. Apesta, entre el vómito, el aire estancado, el sudor, un asco. Pero no puedo quejarme, yo elegí estar aquí. No era el aquí que me imaginaba, pero aun así no podía quejarme.
Rocé la cicatriz con mis dedos recordando como he acabado aquí, el resumen es fácil, soy idiota. No era una chica que estudiara demasiado, no soy tonta, pero digamos que no tenía un modelo en casa a seguir así que simplemente me limité a divertirme. Todo se fue a la mierda cuando probé las drogas, eran lo que necesitaba para olvidar que mi vida era un asco. La primera vez a los catorce, y ya no las dejé. No hasta que fue tarde. Sentí lo que sienten las personas que han sido revividas. Gané una cicatriz que fue el botón de reinicio de mi vida. Después de todo gracias a eso ahora tenía mi título de enfermería. Así que cuando necesitaron el dinero no lo dudé, se lo debía, a mi botón de reinicio.
Durante mis estudios procuré concentrarme solo en el trabajo y los libros, soy una adicta, lo seré toda mi vida, depende de mí recaer, pero como buena adicta sabía dónde buscar, donde estaba la oscuridad y me adentré en ella sin linterna.
— ¿Estas segura? —Me había preguntado el hombre canoso al que acudí —no va a ser divertido, abusaran de ti, te golpearan y puede que incluso te maten, les vas a pertenecer.
Asentí rozando mi cicatriz, no tenía dudas, al igual de que no tenía dudas de que iba a sobrevivir y a salir de ahí. No me importaban los golpes, ya tenía una carrera en ellos gracias a los novios de mi madre. Los abusos, nada que no pueda manejar; no me han violado, al menos eso creo, hay recuerdos que he perdido de mi época de yonqui. Lo que sí sé es que he dejado que los hombres utilicen mi cuerpo para conseguir droga, así que esto no es realmente nuevo para mí. En cuanto a la muerte, estoy preparada desde hace tiempo, nadie va a llorar mi perdida, no tengo amigos, no puedo arriesgarme, ni novio, ni siquiera gato. Lo que sí que tenía claro, pero preferí callar, es que no iba a pertenecer a nadie, mi cuerpo sí, pero mi alma, esa era mía desde que había bajado al infierno y la había rescatado.
Un cuerpo diminuto se revuelve a mi lado, es Nueva York, una rubia perfecta, con cuerpo de modelo y cara de muñeca, un sueño, al menos hace una semana. Llegó el mismo día que yo, está aterrorizada y, por alguna extraña razón, me ha elegido a mí para protegerla.
— Nueva York, despierta, ya casi es la hora de la comida — o eso creo.
—Odio ese nombre, me llamo Carly —me contestó triste y enfadada.
—Ya no. Ahora somos solo carne comprada en el mercado, en el de Nueva York, el de Texas, Arizona, Boston....
Una lágrima rodó por su cara mientras me miraba atenta.
— ¿Cómo es posible que estés tan tranquila? Ni siquiera te he visto llorar una vez ¿no ves lo horrible que es esto?
— Intento ver el lado bueno de las cosas —no iba a reconocer que la situación era una mierda, pero que al menos esa mierda la había elegido yo.
— ¿Y puedes decirme que lado bueno ves? —me preguntó entre enfada y sorprendida.
— ¿Qué es lo peor que te ha pasado en la vida?
Ella se me quedó mirando y pensando. Quizás recordó algún novio que la engaño, o un vestido que no pudo comprarse, puede que hasta cuando murió su caballo, tenía pinta de ser una niña bien de donde venía.
— Exacto, hasta ahora todo lo que te ha pasado en la vida ya no es tan malo ¿no? —estaba claro que la definición de malo había tomado un nuevo significado, para ella y para todas —así que el lado bueno es que nunca te ha pasado nada tan malo como esto o lo suficientemente malo como para compararlo. Has tenido una buena vida.
YOU ARE READING
BORN TO BE FREE
Literatura FemininaNecesitaba el dinero y lo único que tenía era mi cuerpo, así que me vendí. Eso no significa que vaya a ser una esclava toda mi vida, no.Voy a escaparme y empezar de cero, lejos de todo y de todos, pero por el momento tengo que aguantar. Cuando piens...