Capítulo 3: Por eso te quiero a ti... para el trabajo, claro.

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Capítulo 3: Por eso te quiero a ti... para el trabajo, claro.

Inhalé con más fuerza de la normal. Por favor, por favor, que no se dé cuenta que estoy tan nerviosa. Él de todas las personas no puede enterarse de que...

—Sé que mi hermano te gusta.

—Por un mango —dije sin pensarlo y pateé una piedra como toda una niña en medio de un berrinche. Eso le robó una risa a Caleb, pero nunca apartó su mirada de mí.

—Era muy obvio, princesa.

Apreté los puños. Él siempre me había dicho así y cuando un día le pregunté por qué, me contestó que porque era igual de malcriada y chillona como una princesa.

Sin embargo, por primera vez, decidí no pelearle eso; había cosas más importantes.

—¿Él también lo sabe?

Caleb frunció los labios, como si estuviera pensando y puso sus brazos sobre la cerca para recargar su cabeza sobre ellos. Negó con la cabeza.

—No creo. Chase no suele darse cuenta de algo que no sea él.

La forma en lo que lo dijo dio a entender como si Chase fuera un ególatra, pero Caleb estaba en un error. Chase era de las personas más sinceras y humildes que conocía.

De todas formas, el saber que Chase no sabía me quitó un peso de encima. Algo era algo.

—¿Cómo sabes que lo besé?

Un músculo en la mandíbula de Caleb tembló y, por primera vez, apartó su mirada de mí y la enfocó en la nada. No parecía muy cómodo hablando sobre esto.

—Los vi —soltó sin más—. Lo estaba buscando porque ya era casi hora de irnos, yo era el conductor designado. Ustedes parecían estar hablando y de pronto te inclinaste sobre él y lo besaste. Él te devolvió el beso —se encogió de hombros, no parecía creer que fuera una gran historia mientras que a mí se me estaba viniendo el mundo encima—. Él te susurró algo en el oído que te hizo reír, te tomó de la mano para sacarte de ahí y me los encontré. Le dije que teníamos que irnos, así que él se despidió de ti para venirse conmigo.

—¿Y qué pasó conmigo? —pregunté. Al menos sabía que no había terminado violada, secuestrada o asesinada, porque bueno... Estaba un día después aquí, hablando con Caleb.

—No lo sé —volvió a encogerse de hombros—. Creo que te fuiste con Carter. Ya no supe más. Nosotros nos vinimos.

Eso tenía sentido, porque la abuela dijo que Carter me trajo.

Y si eso tenía sentido... Eso significaba que mi primer había sido con Chase Holt... Por Dios, ¡mi primer beso fue con mi amor platónico de toda la vida! Eso debía contar para algo y hacer el beso menos asqueroso, ¿no?

—Wow, definitivamente estás loca por mi hermano —se carcajeó Caleb. Fruncí el ceño y aplané los labios. Sí, tal vez se me salió una sonrisa boba, pero ¿por qué mangos se reía?—. Mira, Ariana, vengo a decirte por si no recordabas y prefería dejar en claro que al que habías besado a mi hermano y no a mí porque... —Le recorrió un escalofrío—. Eso sería sumamente asqueroso. La cosa es que mi hermano bebió mucho y como comprobé hoy, no lo recuerda haberte besado. Por un bicho... No recuerda nada.

No se me pasó por alto que insultaba con bichos. Era un Kennedith por parte de su madre, después de todo.

Y tampoco se me pasó por alto el pequeño dolor que hizo trastabillar mi corazón. No recordaba nada. Yo al menos había recordado destellos del beso, lo básico, él no tenía idea de que me había visto en esa fiesta. Probablemente seguiría viviendo en el anonimato para él, ni siquiera recordando mi apellido.

The trouble with kissing twins [TTWKT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora