Capítulo 2

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A pesar del miedo de enfrentarme a gente que no conozco, el primer día me resultó interesante. La biblioteca no es muy popular, así que tuve tiempo para echar un vistazo alrededor, controlar los pasillos y ojear los libros. Siempre me ha gustado leer, pero fui capaz de apreciar más la lectura durante estos meses de aislamiento.

Ahora, la jornada laboral está a punto de terminar y me encuentro esperando a Soonja. Tengo curiosidad por saber qué piensa de mí y si me considera persona adecuada para el puesto. En definitiva, he tratado de ser amable con todos, a pesar de que evité mirar directamente los rostros de las personas. Todavía tengo un largo camino por recorrer antes de que me sienta a gusto bajo la mirada de los demás.

Mientras estoy jugando un poco con el software de la biblioteca, veo que un libro es empujado hacia mí sobre el mostrador.

—¿Sí? —balbuceo, absorto.

—¡Hola!

Me giro de golpe porque reconozco algo familiar en esa voz y tropiezo con un par de ojos cafés. Mino.

—Oh, hola —lo saludo, dejando vagar los ojos por la habitación, de repente nervioso— ¿Qué quieres?

Mino levanta las cejas y me da una sonrisa rápida.

—No eres hablador y tampoco muy amable. Lo siento, ¿te estoy molestando?

No tengo remedio. Sé que me estoy sonrojando y me muerdo el labio.

—No. Es solo que... No. Discúlpame tú.

¡Mierda!

Mino vuelve a reír y siento la tentación de preguntarle qué diablos es tan gracioso como para sonreír todo el tiempo.

—Quisiera llevarme este —dice, señalando el libro. Lo miro perplejo y luego echo un vistazo a Mino.

—¿Qué? —me pregunta— ¡No me dirás que creías que no sabía leer, o algo por el estilo! ¡Por favor! —añade divertido—. Soy un artista del tatuaje, ¡pero te juro que aprendí a leer hace muchos años!

—No, por supuesto. Yo no quise ser...

¿Ser qué? ¿Descortés? Yo no había dicho nada, ¿verdad? Qué problema que mis ojos hablasen por sí solos, sin embargo.

—Nada —concluyo tomando el libro y empezando a teclear el título en el teclado—. Stephen King, ¿eh? —murmuro mirando directamente a la pantalla.

—Me encantan sus libros.

—Sí, son bastante extraños.

—Bueno, no todos. De hecho, creo que este es uno de los mejores.

No puedo estar más de acuerdo con él. La danza de la muerte.

—¿Ya lo has leído?

—Sí.

—Oh. Una segunda lectura, entonces. Realmente te debe encantar este libro.

—¿Tú lo has leído? —me pregunta curioso.

—Sí.

—¿Y qué piensas?

—Es bueno.

Mino me sonríe otra vez, casi satisfecho.

—Entonces no es tan extraño que alguien sea fanático de Stephen King.

—No quería decir eso.

—Oh, simplemente estabas diciendo al azar algunas palabras solo para dar la impresión de que estás conversando. Entiendo.

Miro sus ojos por debajo de los largos mechones de pelo y estoy a un paso de responderle mal.

his scar ; namsongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora