VIII

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Me siento un ser repugnante, tal vez lo sea...
¿cómo pude hacerlo?, ¿cómo pude llegar a tal atrocidad?, sólo por una provocación... mi ser se cegó por completo y no me pude controlar, no pude controlar mis manos sosteniendo el revolver...
Pero cómo ya lo he dicho... no hay que arrepentirse, ahora que lo analizo detenidamente él se lo merecía después de todo.
Él era el malo de ésta historia tonta...

LA CARTA QUE ALGUIEN JAMÁS LEERA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora