PARTE DOS

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POV SEUNGRI.

No puedo explicar el sinfín de sentimientos que me produjo encontrarme con él otra vez. Estaba demasiado sorprendido de que los años no le pasaron encima, seguía luciendo igual de joven y bello como lo recordaba: sus facciones delicadas, su esbelta figura, su cabello tan perfecto, excepto que ahora era castaño, pero sabía que cualquier color al que decidiera teñírselo se le vería estupendo. Era imposible no reconocerle.

Para ser honesto, dudé un poco en sí debía irlo a saludar o no, dado que, nuestras ruptura no fue la más amigable que digamos y sabía que existía la probabilidad de que su reacción al verme no fuese la mejor, y que en el peor de los casos, ahí mismo me mandara al demonio, sin embargo, fue todo lo contrario y mi intento de invitarle unas bebidas y tener una charla tranquila funcionó.

Por un segundo creí que estaríamos incómodos entre nosotros, pero todo fluyó de tal manera que hasta bromeamos.

Todavía tenía una última junta a la cual asistir ese día y no me pude quedar más tiempo con él. Aunque habían pasado varias situaciones entre nosotros, algo dentro de mí me decía que lo tenía que volver a ver.

Le comenté que lo contactaría, quise hacerlo justo al día siguiente pero estaba demasiado ocupado debido a la expansión de mi marca de café. Los días consecutivos fueron similares, tenía una gran expectativa de nuestra próxima reunión, pero no quería que fuese igual de apresurada que la última; tenía demasiadas preguntas que deseaba que fuesen respondidas, creo que ambos teníamos tanto que aclararnos.

Ese viernes me apresuré a terminar la reunión, para, después de ésta, ir directamente al apartamento de Jiyong.

Estoy afuera de tu edificio. Le dije a través del celular. A juzgar por su voz, estaba sorprendido y quién no, llegué sin previo aviso, pero para mí fortuna, me expresó que me iba a recibir.

Subí al elevador hasta llegar al décimo piso. Toqué el timbre de su apartamento y cuando la puerta se abrió, encontré a un Jiyong vestido con unos skinny jeans negros y una playera gris sin mangas que dejaba entrever algunos de sus tatuajes, un par de ellos desconocidos para mí.

— ¡Hola! –Me mostró una sonrisa tímida y revolvió su cabello. –Pasa. Perdón por recibirte de esta manera, pero de haber sabido que venias, me hubiera arreglado un poco.

No hay cuidado, siempre te ves asombroso con lo que sea. Musité con sinceridad.

Colgué mi saco en el perchero y dejé mis zapatos en el recibidor, así, Jiyong me guio hasta la sala.

Le dije que le traía de obsequio una botella de vino, por consiguiente, fue a su cocina para traer un destapa corchos y copas. Mientras regresaba, me senté en el sillón de cuero negro y mi mirada fue hacía todas aquellas decoraciones que adornaban el espacio: vi un candelabro ostentoso, varias cuadros grandes en las paredes, esculturas, un gran librero y por si eso fuera poco, el gran ventanal daba una vista asombrosa de la ciudad, más en esta hora de la noche. No cabía la menor duda de que Jiyong tenía un gusto exquisito para los interiores.

Regresó y se sentó a mi lado. Acomodó dos copas en la pequeña mesa que estaba en frente de nosotros, abrió la botella de vino tinto y vertió un poco en ambas. Le alcancé una de ellas y yo me quedé con la restante.

Deberíamos de brindar. Le propuse.

— ¿Por qué?

Aclaré mi voz Brindo porque ahora somos ricos. Alzamos nuestras copas y las chocamos.

When we were young. [Nyongtory - Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora