Me despierto a las seis de la mañana gracias a los gritos de las gemelas, mis hermanitas son unas bebes de un año que te sirven de despertador, en serio todos los días a la misma hora se despiertan y se ponen a gritar como si estuvieran poseídas.
Aparte de Lana y Lena tengo otros dos hermanos, Ross y Olivia. Ross tiene quince, es un año menor que yo, tiene el pelo rubio, ojos azules y juega al basket, por el contrario, Livvy de catorce, tiene el pelo castaño y ojos verde esmeralda, saca muy buenas notas y toca el piano. Sí, somos una familia muy polifacética.
Después de vaguear un rato mirando Instagram, me levanto de la cama y me bajo a desayunar Nesquick con Froot Loops como cada día. Cuando acabo decido ir a correr antes de ir a clase, porque, este cuerpo no se mantiene de hacer zapping en el sofá.
En realidad, me encanta hacer ejercicio, siento que es lo único que se me da bien, sería tonto si no lo aprovechase.
Además, las chicas mueren por mi six-pack, en serio les flipan los músculos, a veces me pone nervioso cuando se me acercan y me empiezan a tocar el bíceps, ¿por qué pueden ellas tocarme el brazo y yo no puedo tocarles las tetas? Me parece un intercambio justo.
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Cuando ya llevo la mitad de mi recorrido, veo a lo lejos una chica rubia que me resulta familiar, alta, rizos alocados, un culo increíble, sí, debe ser Mia.
-Hola, cariño-aumento mi ritmo adelantándola-Te estas quedando atrás, como se nota que no estás a mi nivel-digo picándola, porque por alguna razón inexplicable, me encanta hacerlo.
-Que va, solo estaba calentando-contesta guiñándome un ojo.
Y de repente hace un sprint sobrepasándome con facilidad.
-¡Wow! Eres rápida-mi respiración se entrecorta en mitad de la frase debido al esfuerzo que tengo que hacer para alcanzarla.
-¿Quién no está a mi nivel ahora?-su ceja rubia elevándose en mi dirección- Estuve en el equipo de atletismo el año pasado-comenta encogiéndose de hombros.
Levanto mis cejas.
-¿No se suponía que los atletas somos unos descerebrados?-repito lo que me dijo ayer.
Odio que la gente caiga en tópicos como ese, hay atletas que sacan buenas notas y son mentes brillantes,... pero, por desgracia, yo no soy uno de ellos. Los estudios nunca han sido lo mío y al contrario de lo que la gente cree, estudio bastante, pero aun así, casi siempre apruebo por los pelos y suelo acabar en la escuela de verano. Me cuesta mucho entender lo que leo, las palabras se confunden en mi cabeza, se mezclan entre sí y algunas incluso desaparecen.
-Solo algunos, que vais por ahí como si fueseis una creación divina-suspira.
-¿Crees que no soy una creación divina?-digo con falsa indignación-Pero tú has visto mi cara, mis abdominales, mis bíceps, mi culo,...Si quieres te enseño mi polla porque también es fantástica. Claramente soy una creación divina.
Entrecierra los ojos.
-¿Cada cuánto te dices esto a ti mismo?
-Nada más levantarme y por las noches, después de mirarme en el espejo y alucinar al ver tanta perfección en un solo hombre.-contesto siguiéndole la corriente.
Finge que se tropieza de una forma exagerada y se echa reír.
-Tío, tienes tanto ego que hasta me tropiezo con él.
-Tía, nunca se tiene demasiado ego. Si tú piensas que eres perfecto, la gente se da cuenta y al ver tu seguridad piensa: "¡Wow! Ese chaval se lo tiene tan creído que debe de ser la hostia".
Puede que suene extraño, pero esa es en realidad mi filosofía. Si quieres que la gente piense que eres alguien que merece la pena, debes pensarlo tú primero. Si tú no crees en tus habilidades nadie lo hará. Tampoco digo que haya que ir por la vida creyéndose la octava maravilla del mundo, pero un poco de confianza en uno mismo nunca está de más.
-¿Qué hora es?-pregunta Mia interrumpiendo mi monologo interior.
Saco mi móvil y le muestro la pantalla. En cuanto ve la hora sus ojos se agrandan y empieza a entrar en pánico.
-¡Las siete y media, mierda! Todavía tengo que arreglarme e ir andando hasta el instituto-dice agobiada.
Arrugo la frente.
-¿Sabes que el instituto está en la otra punta de Berealy, y qué tardarás media hora andando desde tu casa?
-Ya lo sé, joder. No me va a dar tiempo a llegar a clase ni de broma-suspira con frustración.
Una idea cruza mi mente.
-Si quieres, te puedo ir a recoger y vienes conmigo.
Su rostro refleja una mezcla de esperanza e incredulidad.
-¿Lo dices en serio?-yo asiento y una sonrisa ilumina su cara, pero desaparece demasiado rápido, transformándose en una mueca recelosa- Este tú amable me está dando miedo ¿Tienes una doble vida? ¿O es un alter ego diferente al de cuando estás en el instituto?
Yo solo sonrío, porque no me apetece una mierda pensar en por qué me comporto como un gilipollas.
¿En qué momento me convertí en capullo integral que jode la reputación de chicas?
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Desde que llegaste
Teen FictionCam y Chelsea son los reyes del instituto Beraly High, Kyle es el fiel mejor amigo de Cam, todos saben que últimamente algo raro pasa entre él y Braeden pero están muy ocupados criticando Abbie, que se acostó con dos chicos en una noche. O al menos...