Lirhaida

CANTO CUARTO

I: Heringossa conoce a Lirha.

Se celebraron fiestas y todo el mundo el Heetlos estaba feliz. Heringossa, encerrada en la montaña más grande del oeste estaba molesta con Juno, pues no la dejaba salir. Heringossa no hacía nada, sólo comía y comía. Era la más gorda del reino. Decían que pesaba, a la edad de 17 años, 548kgr. Lo impresionante es que se movía con una agilidad nunca vista. Además de su obesidad, de la cual era culpable su amadantísma madre, también era destacada su asexualidad: su madre, invocando a Demnos, hizo un trato con él. Le prometió que su hija le serviría hasta el fin del cosmos si la convertía en una persona incapaz de engendrar descendencia. Este ser oscuro accedió a cambio, además, de que desde niña la instruyese en las artes del mal. Eso hizo. A la edad de 17 años, ya era, además de la más gorda, la más mala y repulsiva de todo Nämdem. Conocidas eran por todas sus fechorías con los siervos de su palacio: violaciones, matanzas, ofrendas a Demnos. HORRIBLE.

Decidió, entonces, ir a la mayor fiesta sin consentimiento de Juno. Cogió a tres siervos y partieron hacia el recinto, situado a las afueras del pueblo, donde se celebraron las fiestas. Vestida de gala, llena de pendientes y joyas, con el pelo semirapado y una cola en lo alto de la cabeza atraía todas las miradas de los allí presentes, que se alejaban de ella, no se sabe si por su apariencia, hedor o repugnancia. Es en ese maldito momento en el que Lirha paseaba con su padre viendo los puestos de la fiesta cuando la vieron. Pepímedes se traumó, le dieron embolias y anhundias y tuvo que ser llevado a palacio por los guardias. Quedaron las dos frente a frente, obsevándose. La gente dejó de mirar los puestos y formaron un círculo alrededor de ambas contrincantes. Temblaron las tierras, hubo un eclipse lunar, la gente exaltaba el combate: por una parte los que apoyaban a Lirha que girtaban sin cesar "káfe laós, molón annón!". Por otro lado los que apoyaban a la Heringossa, que la exaltaban diciendo

"Hering molín,reatoning feder·IN·oning" la MuyReata, como la apodaron, se bajó de su imponente trono, portado por esclavos, y se encaminó hacia Lirha. No la atacó, pero mató de un golpe a cinco seguidores de Lirha, lo que le causó gran pesar en su alma. Cuentan que en ese instante, Crahonte durmió el sueño eterno universal.

II: La guerra Heringossística:

La Hecatombe de los Helvecios.

Tronaron las trompetas de guerra en toda Helvecia y los ciudadanos se levantaron en armas contra el mal. Las trompetas, los órganos y los triángulos retumbaban por todo el cosmos, alterando el brillo y movimiento de las estrellas, los planetas y las galaxias. Todos, sin excepción, se lanzaron al arduo combate contra la Hering para derrocarla y expulsarla de la nueva Tierra. Sacaron las banderas, afilaron las espadas y entonaron los cantos de guerra. Lirha, encabezando a las tropas, fue la primera en embestir a la Pentarquía de la Hering, que la defendía. Calviponcio Szahumerio, jefe de esta, la hirió en la diestra, pero el Hacedor la enardeció y acabó con la vida del asqueroso conformante. Los tres violadores materno-heringossísticos se enfrentaron del mismo modo, apoyados por Demnos y fueron convertidos en piedras, que se disolvieron con el paso de los años. Y por último, Karmeleia Varonzer, primerísima y uniquísma amiga y esclava de la Hering, portando gran, largo y gordo falo en la mano, arremetió y mató a cien hombres. Con sus palabras patéticas acabó con la vida de otras doscientas personas y lanzó el falo a Lirha, la cual lo rechazó con inmensa agilidad. Tras esto, mató a Karmeleia y acabó con la Pentarquía. Cuando Heringossa vio esto, huyó al bosque, donde se refugió y nadie supo donde estaba. Pero los ciudadanos seguían sintiendo el mal sobre ellos y no dieron por concluida la guerra.