El chico ocupó asiento en su enorme y desastroso escritorio, agarrando un lápiz H2, sin duda no era él más adecuado para escribir, pero era el único que tenía a mano. Cogió un trozo de papel que asomaba debajo de un gigantesco montón de libros sobre Arte. Soportó el montón con una mano mientras sacaba la hoja cuidadosamente con la otra. La dejó sobre la mesa y estiró uno de los bordes que se encontraba doblado, a la vez que mordía su labio inferior, como hacía de costumbre. Suspiró, cerrando sus ojos. Aquello era demasiado para él. Se sentía cansado, tanto psíquica como físicamente. Sus grandes pestañas acariciando su piel morena, mientras buscaba algo de inspiración. Tomó una gran bocanada de aire, y comenzó a mover el lápiz con rapidez sobre el papel. Por primera vez había conseguido el valor suficiente para expresar sus más profundos sentimientos por escrito, y esta vez no tiraría aquella hoja. No. Era la definitiva.
Sabes, me fui acostumbrando a ver vacío tu lado de la cama sin proponerme buscar a otra mujer que ocupara ese espacio porque era imposible encontrar una sustituta de ti. Pasó el tiempo y yo seguía coleccionando recuerdos, trocitos tuyos. Habría podido hacer algo así como un puzle.
Te he dibujado de mil maneras, con miles de utensilios, en miles de lugares… Solo he conseguido darme cuenta de que te necesito a mi lado. Necesito verte una vez más. Ahora me he hecho impermeable al amor, ya tuve bastante, sólo pido no pasar ni una noche más pensando en ti. De aquello sólo me quedan marcas de batalla. Siempre esperando a que aparecieras, a que llamaras a mi puerta algún día, respondieras a mis mensajes, mis llamadas… Echo de menos todo lo que solíamos tener. Al menos sé que ahora estás con alguien que merece tu amor.
Todo acabó, pero no hubo adiós. Seguiré el camino cuando recomponga mis trocitos. Mi tarea ahora: borrarte, aunque duela. Créeme, no quiero olvidarte, pero mírame, no tengo otra opción. No quiero dejarte marchar, pero no me queda ninguna otra cosa que hacer para acabar con toda esta mierda que estoy sintiendo. Siempre, o muchas veces, soñaba con que algún día volverías. Aquella noche lo increíble, se volvió real… y llamaste a la puerta con toques firmes y seguros. Confiabas y sabías todo lo que te quería. Abrí la puerta. “¡No podía ser verdad!” Deseaba lanzarme a tus brazos y todo cambió en cuanto te vi. En un segundo pensaba de otra manera y me abrazaste y nos tomamos un chocolate caliente, sí, esos que tanto te gustan, y me contaste que no te quedarías mucho tiempo pero, con esa crueldad tan tuya, me ofreciste tu amor mientras estuvieras aquí… Yo acepté como un imbécil. A pesar de que sabía que no me habías perdonado.
De una manera u otra, daba igual, yo te había hecho daño en el pasado, por lo que merezco todo lo que estoy sufriendo ahora mismo. He escrito esta maldita carta más de sesenta veces, lo juro, pero no puedo, no soy capaz de enviarla, tampoco creo que mis estúpidas y patéticas palabras valgan, pero me conoces mejor que nadie, y sabes que este tipo de cosas no son lo mío. Y aquel día que apareciste en mi puerta, tuve un chute de sentimientos increíble, y aquella noche me puse a pensar de nuevo en ti, en todo lo que solíamos… Sí, eso... Solíamos…
No habías cambiado nada… Estabas igual de hermosa, y no podía parar de mirarte. No podía. Pena que solo pudiera imaginarte... Las palabras que te dije las estuve repitiendo en mi cabeza largo tiempo después de tu marcha... Otra vez me encontraba en el punto de partida, otra vez, pero peor que antes, con un dolor multiplicado. ¿Para qué volviste? ¿Para qué mi corazón se hundiese más en mi pecho? Ya no queda más por decir... sólo borrarte aunque duela... Te quiero, y te amo. De mil maneras, y a todas horas, pero supongo que esto es más o menos un adiós. Así que, eso…
Hasta siempre, preciosa.
ESTÁS LEYENDO
the artist | z.m
FanficLe llamaban pintor de mentiras. Su vida era un museo de ventanas que asomanban a mundos creados a capricho, reinos perfectos que creyó que existían olvidando la realidad, olvidando hasta su propio nombre. Cortó consciente un extremo del puente de...