-Y así es como se encuentra la X en la ecuación-finalizo el profesor de matemáticas el señor Reeve, a quien cabe decir, que no le entiendo nada. Me encontraba sentada en mi habitual asiento en la tercera fila, moviendo mi lápiz y esperando impaciente a que el sonido de la campana sonara y me permitiera ser libre y descansar mis neuronas aunque sean 15 míseros y ordinarios segundos. Como desearía que el inspector apareciera por la ventana, primera vez que quiero que aparezca y seguramente la última, y me diga que vienen a retirarme de este infierno... Tome una gran bocanada de oxígeno para llenar mis pulmones y luego votarla con un quejido de frustración mientras me "acostaba" encima de mi mesa.
-¿Señorita Ford?-pregunto una voz masculina que reconocía bastante bien, puesto que tengo que escucharla más de 6 horas a la semana, levante mi cabeza para ver a toda la sala de clases mirándome, me frote disimuladamente la cara para impedir que vieran el cansancio en mi rostro.
-¿Si?-pregunte haciéndome la desentendida.
-Ordene sus cosas-me dijo con expresión seria señalando hacia la puerta, sentí como la tranquilidad comenzaba a abandonaba mi cuerpo.
-¿Por qué?-pregunte aterrada-No he hecho nada malo-me defendí aunque una voz interna me gritaba << ¡Mentirosa! >>, Ya que para ser claros no he hecho algo malo pero eso tampoco significa que esté haciendo algo bueno.
-Vienen...a....retirarla-contesto confundido por mi estado el señor Reeve, me gire hacia la ventana y vi al inspector asomado mirándome como si estuviera loca << ¿Y este cuando llego aquí? >>. Sin más que decir y ya bastante avergonzada guarde mis cosas en mi mochila celeste, me despedí de todos con un gesto y me apresure a salir por la puerta hacia la secretaria donde me estaría retirando mi madre... ¿Que habrá pasado? ¿Por qué me está retirando hoy día y a esta hora? ¡Díganme que no murió nadie!
Aumente de ritmo a medida que me acercaba a la secretaria, abrí la puerta y me encontré con quien menos me esperaba, o quien esperaba que no fuera.
-¿Qué haces aquí?-pregunte molesta mientras cruzaba mis brazos delante de mi pecho y lo miraba con desprecio como siempre lo hacía.
-Siempre es un gusto verte, Mila-comento sarcásticamente el estúpido e inmaduro novio de mi hermana mayor.
-Cállate, ¿por qué estás aquí?-volví a preguntar ignorando totalmente su irónico comentario.
-Necesito tu ayuda.
-¿Para qué?-al pronunciar esta pregunta una descabellada y lamentable idea apareció por mis pensamientos-¿No me digas que quieres casarte con mi hermana?-no logre ocultar el pánico en mi voz, realmente no quería ser pariente de este imbécil.
Ashton se quedó en silencio, mi boca casi cae al suelo.
Hasta que el castaño estallo en carcajadas, volví a sentir como el preciado oxigeno llenaba mis pulmones.
-¡Maldito imbécil!-le grite acercándome a él y dándole un fuerte golpe en el hombro.
-¡Ayy!-se quejó Ashton frotándose el hombro-¡Oye eso duele!-me dijo como si esa no fuera mi intención.
-Créeme que lo sé-justo cuando iba a volver a golpearlo, esta vez por mero placer de verlo sufrir, me percate de la presencia de la secretaria y la directora de la escuela, ambas mujeres eran relativamente jóvenes y bastante guapas.
Me aleje de golpe y recupere la compostura que Ashton me hacía olvidar, el castaño con cara de bebe ahogo una risotada por la vergüenza que acababa de pasar frente a la mayor autoridad de mi escuela.
-Buenos días-las salude educadamente como si nada hubiera pasado.
-Hola-me contestaron ambas, que en vez de parecer molestas y horrorizadas estaban al igual que Ashton ahogándose en risas para no estallar. Me sonroje totalmente y dirigí mi mirada tímida al suelo.
-Golpeadora vámonos-Ashton abrió la puerta y rápidamente salí, el hizo lo mismo y cuando estuvimos fuera de vista de la directora y la secretaria volví a golpearlo en el hombro pero esta vez aún más fuerte, me llego a doler la mano pero no me queje, eso echaría a perder el momento.
-¿Y eso por qué fue?-pregunto retorciéndose de dolor mientras agarraba su hombro dolorido y ponía cara de sufrimiento.
-Por avergonzarme-le respondí caminado hacia su camioneta y dejándolo ahí solo quejándose por el pequeño golpecito que le di-Ya no seas nenita, si no fue para tanto-me burle de el cuándo vi que ya estaba cerca, le quito la alarma a la camioneta y la abrió.
-Esto no va a quedarse así...-me "amenazó" apuntándome con su dedo índice, rodé los ojos para dejarle claro que no me causaba ningún miedo que él me amenazara-...Se va a poner morado-finalizo y esta vez fui yo la que estallo en risas-No te rías, no es gracioso-me reprocho, introdujo la llave y la camioneta comenzó a ir en reversa-¿Te causa risa la desgracia ajena?-pregunto fingiendo estar horrorizado.
-¡Eres un idiota!-exclame entre risas.
Reconozco que quizás pero solo quizás no me caiga tan mal, como amigo puede ser muy agradable ya que es un tonto pero como novio de mi hermana mayor no me agrada, me gustaría que ella estuviera con alguien más maduro y "estable" por decir así decirlo porque....Ashton es mentalmente un niño.
Nos habíamos quedado en silencio y empezaba a ponerme incomoda que Ashton estuviera callado, suele no tener la boca cerrada ni un minuto.
-¿Y...a dónde vamos?-pregunte por curiosidad y para romper el incómodo silencio que reinaba dentro de la camioneta.
-Sorpresa Milanesa-se limitó a contestarme. Por primera vez le hice caso y no pregunte más durante el resto del trayecto, a medida que transcurrían los minutos y no lograba descifrar para donde iríamos me empezaba a inquietar, quería volver a preguntar y lo iba a hacer hasta que Ashton freno la camioneta y se estaciono a un lado de la calle. Lo mire confundida pero como él tenía la vista dirigida al frente ni se percató de que esperaba alguna aclaración. Caminamos un poco menos de una cuadra hasta que llegamos a una tienda que tenía un gran vidrio, la vitrina parecía vacía y estaba impecablemente blanca, analice durante unos segundos la tienda y resulto ser…una joyería, entre en pánico.
Esto no era nada bueno…
