Mi falso desapego

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Me encuentro leyendo ese mensaje otra vez.
Tu despedida fue tan corta,
tu adiós tan frío, ¿y aún así por ti suspiro?

Siento algo más que sólo tristeza,
tal ves decepción,
porque tu nunca me amaste de la forma que lo hice yo.

Y aún así sigo pensando te cada noche antes de dormir,
recordando tus hermosos labios, los que aún quiero seguir besando.
Tus ojos marrones claros,
los cuales siendo tan cálidos
hoy me miran con desprecio,
y admito que eso me destroza por dentro.

Negaría seguirte amando,
si este corazón no siguiese por ti palpitando.
Aún recuerdo tu cabello oscuro,
y me pierdo en ese deseo tan oculto.

Recuerdo tu sonrisa,
tan amplia y tan viva,
y a su vez lamento que no se produzca gracias a mi,
si no gracias a esa persona
que hoy te hace feliz.

Ahora verte lejos me parece tan extraño,
si es como si tan sólo ayer fuéramos de la mano,
y quisiera pedirte nuevamente que me dejes tomarla.

Pero este maldito orgullo me gana.
Por eso ahora cuando te veo,
solo me sale actuar con gran indiferencia,
porque no quiero que te des cuenta de cuán vacío me has dejado.

Un vacío que creo imposible de llenar,
ni por horas de insomnio,
que me dejan en un mar de lágrimas,
porque sé que al despertar a mi lado no estarás.

Mas nada supera el dolor que llevo en mi alma y en mi corazón, al saber que mientras yo estoy aquí devastado,
tu estás como siempre,
porque para ti lo nuestro fue solo una llama poco ardiente.

Fui sólo la chimenea que enciendes en invierno,
me usaste mientras necesitaste de mi compañía,
y ahora buscas la primavera en otro lugar,
pues entiendo que no valí más que sólo tú uso personal.

Pero tu aún eres todo para mi,
mi mundo, mi infinito,
gracias a mi cobardía,
hoy con este poéma,
despedirme para siempre de ti.




Co-escritura: MatiasArmada

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