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ようこそ〜！⚘

Una pequeña jóven de largos y algo desordenados cabellos rubios se encontraba sentada en el que ella creía el sofá más cómodo que su trasero pobreton había aplastado.

Frente a ella, en un escritorio de madera se encontraba un hombre que le otorgaba una mirada seria.

— ¿y bien? —Se animó a hablar aquel hombre.

— ¿Es acaso idiota? —Preguntó atrevida. Mientras que a aquel hombre le empezaba a dar un tic en su ojo derecho—. ya le dije que aquellos pendejos lanzaban tanta mierda verbal a ese chico y me hartaron, duh.

El director de aquella escuela frunció su entrecejo y miró a la chica sin poder entender cómo es que podían salir tantas barbaridades de su pequeño cuerpo.

— ¿Y por eso golpeó a los jóvenes? —Preguntó de vuelta, tratando de entender la lógica de aquella chica.

— Al menos no use mi quirk, viejo. —masculló la adolescente—. ¿Ahora puedo largarme? Gracias a su sofá mi culo se siente de la mierda. —mintió mientras se paraba. Solamente estaba algo incómoda al tener a aquél hombre frente a ella mirándola de esa manera tan severa.

Como si ella hubiera hecho algo malo.

El hombre de mediana edad soltó un sonoro suspiro y volvió a sentar a la chica para evitar que se fuera, mientras se acomodaba un poco en su cómoda silla.

— Señorita binnie, ¿sabe qué?.. —absteniéndose de hablar de más, sacudió un poco su cabeza, para luego proseguir—. Ahg, bien, con que usted comprenda que hizo mal al golpearlos, la dejaré irse y..

— ¿Quiere que le rompa su cara arrugada, viejo? —interrumpió. Su voz se denotaba enfadada—. ¿Qué no le dije que los malos eran esos zopencos? No miraré bien actos que no son buenos. Yo ni debería de estar aquí señor estúpido, me lo había aguantado por el cómodo sillón, pero ahora no. Adiós. —La pequeña se levantó del sofá y salió del lugar dando un estruendoso portazo.