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—¡golpea el saco más fuerte! —gritó ryuu cerca de Binnie. La pequeña rubia hizo lo que el mayor le dijo sin objetar, poniendo aún más fuerza en cada uno de sus golpes a puño cerrado.
Antes de que se dieran cuenta los meses habían pasado volando con entrenamientos, ejercicio, boxeo, entrenamiento del quirk y más.
Y ahora, después de cinco meses de que Binnie decidiera ir a Yūei finalmente había llegado el 23 de enero, faltando tan solo 34 días para que el 26 de Febrero llegara y con el, el exámen de ingreso a la academia Yūei.
Y claramente no desperdiciaban ni un sólo día.
— ¡Ahora patea ese costal! —ordenó serio. La chica aún sin decir nada, hizo lo que le ordenó sin rechistar—. Pronto iremos a correr tres horas para mejorar tu rendimiento, no vayas a rendirte, Bin —comentó observándola. Al ver su cara de fastidio no pudo evitar sonreír divertido.
Sabía que aquella niña se estaba contenteniendo de maldecirlo a los cuatro vientos porque si ella le llegaba a decir una grosería le haría hacer mas entrenamiento del habitual. Pero ella, por obvias razones, estaba llegando a sus límites.
El que ella ya no explotara al segundo le alegraba, ya que un héroe no sería alguien que maldijera a todos por los cuatro vientos, o alguien que asuste a la víctima. Un héroe sería alguien que le pueda brindar confianza a la víctima, o alguien que pueda dar una lección de vida al villano para que cambiase de actitud si es que llegaba a salir de la cárcel.
Y siendo alguien así de explosiva y grosera dudaba que fuera a ser alguien que lograra ése tipo de cosas. No pedía demasiado, al menos quería que lograra controlarse diez minutos, y si se podía, más.
Pero admitía que no quería que su sobrina cambiara, era muy divertida para él, aunque lo haría sin chistar si aquello hacía que ella fuese la mejor en lo que quería hacer, y esta ocasión no sería una excepción.
