Lo que no (quería) que pasara, pasó...
Esa noche nos vimos, llegaste tarde de tu trabajo y yo no puse excusas para no verte,
fuimos a un pequeño restaurante, pediste pizza, yo una naranjada para acompañarte,
acariciaste mi brazo de una forma muy tierna, me pusiste un poco nerviosa, pero nunca te rechacé.
Dijiste que querías estar en un lugar más tranquilo y callado, yo accedí como la mayoría de las veces, las calles estaban solas y te propuse ir al carro, platicar allí y después te llevaría a tu casa,
me sonreíste y me dijiste que sí.
Manejé sin rumbo hasta que me estacioné cerca de un parque, platicamos algunos minutos y abrigó la madrugada...
Nos preguntamos si confiábamos la una de la otra, ambas asentimos, de pronto me propusiste que realizáramos un juego de confianza el cual consistía en cerrar los ojos.
Tú lo hiciste primero y no me atreví a besarte, no pude hacerlo, pero fue mi turno, me preguntaste dos veces si yo confiaba en ti, te dije que sí y de pronto sentí tus labios junto a los míos,
al principio no supe qué hacer, no quise rechazarte pero tampoco quise ilusionarte...
pero mi corazón habló y seguí el beso, ese beso apasionado, ingenuo, tierno, inocente, húmedo, mi primer beso.
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"No sé si soy pistola o una bala perdida"
De TodoPadezco de poesía barata, soledad, alergia al amor, insuficiencia de caricias e inspiración a medias.