Kiss Me (Primer beso)

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"¿Qué historia quieres escuchar hoy, Emma? ¿Una de Ladybug y Chat Noir?", la pequeña azabache se recostó en su cama, su madre la arropaba y esperaba su respuesta.

Su pequeña seguía creciendo y nada podía llenarla más de felicidad.

"Creo que hoy no quiero una historia de ellos", Marinette la miró confundida. Su hija siempre pedía una historia de sus años de heroína antes de dormir. Era casi una tradición entre ellas.

Los ojos turquesa de Emma la miraron con malicia. Esa mirada que ponía cuando iba a pedir algo no tan bueno y con toda la intención de incomodarla o molestarla. Algo que por supuesto aprendió de su papá.

"Así que Emma no quiere escuchar algo de Ladybug, hoy", la figura masculina que estaba recostada en el marco de la puerta entró en la habitación de su hija. Puso sus manos en los hombros de su esposa y miró a su hija con una sonrisa cómplice.

La pequeña asintió, quitó sus cobijas y se sentó para poder hablar mejor.

"Quiero saber cómo fue el primer beso de mamá y papá", sonrió de oreja a oreja y miró a sus padres ansiosa por su respuesta.

Marinette cubrió su rostro con ambas manos, ocasionando que su esposo sufriera un ataque de risa. Luka solía molestarla con eso, técnicamente había sido un accidente, pero para él era un recuerdo que atesoraba en su corazón.

El mayor tomó la mano de su esposa para que se levantara. Él se sentó en la silla y ella en sus regazos.

"Estoy segura que Hugo y Louis también quieren escuchar", saltó emocionada la pequeña azabache. "Solo que quiero que esta vez sea papi quien cuente la historia".

Luka sonrió con fuerza. Por lo general, Emma prefería que Marinette contara las historias, que quisiera que él lo hiciera lo motivó más. Después de todo estaba con su esposa, su hija y sus gemelos, esos que esperaban con ansias.

"Bueno, princesa, vamos a ver", recostó su barbilla en el hombro de Marinette y suspiró. "Fue una tarde de otoño, había una princesa ma-maravillosa...", tartamudeó imitando a Marinette.

"¡Mami es esa princesa!", su padre asintió y Marinette se sonrojó.

"...Una princesa y un concertista", continuó. "En la mayoría de cuentos es la princesa la que tiene que ser salvada del villano del cuento, pero sabes esta vez la princesa era mucho más valiente que cualquier héroe. Sólo había cometido un error: se había enamorado.

No se enamoró del príncipe. Se enamoró del concertista del reino y todas las noches solía escabullirse para escucharlo tocar.

Primero solo se miraban, intercambiaban esas miradas que ocultaban muchos sentimientos en ellas.

El concertista tuvo que acercarse a hablarle. Fue como si un hechizo había salido de esos ojos, del color del mar, y lo habían atrapado. Porque su cabello en coletas lo había cautivado y el dulce color de sus labios lo tenía hipnotizado.

La mayoría de historias no son tan mágicas. Siempre hay un villano en ellas, uno que quiere hacer mucho daño. Esta vez, un brujo, se dio cuenta de su amor secreto, se dio cuenta que estaban rompiendo las reglas, porque la princesa estaba destinada a un príncipe.

El villano aprovechó la debilidad de la princesa para secuestrar al concertista y torturarlo."

"¡Un villano como Hawk Moth!", gritó la pequeña entrando en sus cobijas e interrumpiendo a su padre.

"Sí, como Hawk Moth", confirmó su madre.

"¿Y qué más pasó? Sigue por favor, papi".

"El concertista no se detuvo, pero terminó siendo presa del brujo y causó mucho daño a su alrededor. La princesa tuvo que quitarse el vestido y los tacones para salvarlo.

Fue una batalla difícil, muchos no lo lograron."

Marinette se acomodó y trató de no llorar. La imagen de su mejor amiga cuando encontraron el cuerpo de Nino aún la atormenta.

"Cuando la batalla pasó, el concertista quedó inconsciente por unos meses, pero la princesa lo visitaba cada día, no lo dejaba solo mucho tiempo. Cada mañana le rogaba a Dios para que él despertara.

Una tarde, mientras estaba en la cama de hospital con el concertista, tocando las puntas celestes de su cabello y recorriendo su cara con los dedos. Tuvo el extraño pensamiento de que un beso de amor verdadero lo podría salvar."

Emma se tapó la boca con sus manos y ahogó un grito.

"Así lo hizo ella. Unió sus labios a los de él, cerró los ojos sin darse cuenta que era observada. Ella abrió los ojos de par en par, sin creer lo que sus ojos estaban viendo. Solo que esta vez una mano la acercó más para robarle otro.

Ahora están casados, tienen un pequeño monstruo de 7 años", levantó a Marinette y se sentó con su hija en la cama para llenarla de cosquillas. Se detuvo y miró a su esposa. "Sin olvidar 2 bebés en camino."

Ambos padres terminaron de acostar a su hija, le dieron un beso, cerraron su puerta y caminaron de regreso a su habitación. Ese pequeño espacio donde solo eran Marinette y Luka.

Mientras Marinette peinaba su pelo frente al espejo, Luka se lavaba sus dientes y se coloca a su pijama. Ese tipo de cosas domésticas que disfrutaban.

Se acercó a su esposa y la abrazo por la espalda. Escondió su cabeza en el entre su cuello y su hombro tratando de inhalar todo su aroma. La chica llevó sus manos a las de él y jugó con el anillo de plata.

"Nunca esperé que la historia de nuestro primer beso se pudiese contar sin terminar llorando"

"Eso es porque solo recuerdas todo lo malo", Luka levantó su mirada y sonrió, su reflejo lo imitó y fue lo que Marinette vio, imitando el gesto. "Emma está muy pequeña para escuchar la versión real y para entender porque su tía Alya y su primo viven solos".

Los ojos celestes de Marinette perdieron un poco de brillo y no pasó desapercibido para el chico. Beso su mejilla y se puso de pie para ofrecerle su mano.

Ella se arrojó a sus brazos y dejó que él la rodeara.

"Sin ese beso no estaría aquí. Después de todos estos años estoy convencido que rompiste un hechizo como en los cuentos de hadas", le susurró al oído. "Te amo, Ma-Marinette".

[One-shots] Lukanette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora