vomir
tw: bulimia nerviosa
hay dos cosas que adoro por sobre todas las demás;
comer y vomitar.
adoro llenar mi estómago de comida hasta explotar. disfruto cada mordisco de cada comida y lo saboreo como si fuera el último. me gusta jugar con los límites. hasta sentir que ninguna pieza más de comida pueda caber en mi apretada barriga.
el placer que puede brindarme la comida es uno que no termino de comprender. ya que apenas termino todo desaparece. la sensación de euforia, el olvido de mis problemas mientras devoro mis platos, paquetes, cajas de cualquier tipo.
¿quién dijo que la comida no podía ser una droga? cuando yo como me olvido de todo.
trato de alargar esa gloriosa sensación todo lo posible hasta que mi comida termina volviéndose un asqueroso atracón.
he dejado de contar las calorías después de las mil porque ya nada importa. sólo importa masticar y tragar como si no hubiera un mañana. y se siente tan bien, tan reconfortante.
especialmente cuando es mi primera comida en cuatro días.
los limites desaparecen.
la realidad desaparece.hasta que termino y el mundo se me viene abajo. no puedo soportar en mi cuerpo lo que hacía segundos me había hecho tan feliz. ha sido una ilusión. fue algo momentáneo.
quiero gritar y llorar.
no estoy segura de porqué lo hice otra vez, incluso sabiendo de antemano que terminaría así.
odio hacia mi. odio, asco, repugnancia ¡no soporto estar en mi propio cuerpo! no lo quiero.
y allí es cuando aparece mi mágica solución:
vomitar.
las primeras veces era muy inexperta. sonoras arcadas, mucha mucosa y poco vómito.
con el tiempo fui descubriendo el truco hasta que terminé volviéndome una experta para devolver todo lo que ingeria.
de dos a tres atracon-purga por mes, a dos o tres por semana, dos o tres por día.
era más adictivo que cuando me limitaba a comer ¡no podía parar!
era un mundo perfecto. ¿quién no querría comer todo lo que desea y estar libre de culpas?
la liberación que sentía tras purgarme era un alivio muy grande. vaciar mi estómago me llenaba a un nivel emocional que nada jamás podría.
cuando me quise dar cuenta estaba vomitando café, té y agua. ya no se trataba de la comida. se trataba de purgar.
introducir dos de mis dedos en el fondo de mi garganta y liberarme de todo pecado. liberarme de todo lo que me corrumpia.
vacía y perfecta.
en realidad vacía y muy rota.pero yo no lo veía así.
