03

551 35 4
                                    

-¡¡Eunji!!- gritó efusiva esa voz femenina que tanto había extrañado.

Corrió hacia mí y se agachó para abrazarme. Apretó sus brazos alrededor de mi cuerpo y yo le correspondí, era tanto el tiempo que había estado separada de mi mejor amiga y aquellas conversaciones telefónicas no llenaban totalmente el vacío.

-¡Pero cómo has cambiado!

-¿Cuál cambio? si sigo igual desde la última vez que nos vimos- dije y me separé.

-Por favor, tu cabello es diferente- observó.

-¿La maraña de pelos que tengo en la cabeza? ¿Que diferente tiene? Sigue igual de despeinada que hace años- bromeé- Pero tú tampoco has cambiado mucho.

Efectivamente, Minju no había cambiado en lo más absoluto, excepto por unos cuantos centímetros más agregados a su cabello castaño y lacio. El fleco caía en su frente hasta llegar a sus ojos, y el demás cabello alcanzaba una medida sólo un poco por debajo de sus frágiles hombros que un suéter verde cubría.

-Ejem...- el joven que estaba a nuestro lado, Jihoon, se aclaró la garganta haciéndose notar. Ambas lo miramos.

-Ay, lo siento- dijo Minju dándole un rápido abrazo con uno de sus brazos- Es que estoy emocionada- dijo y la flamante sonrisa de su rostro de expandió más cuándo me miró- ¡Hay tantas cosas que quiero contarte!- me avisó

-¡Yo también!- musité emocionada.

-Supongo que ya se conocieron- volvió su atención a Jihoon.

-Sí- dijimos los dos al unísono y luego reímos de nuestra sincronización.

-¡Ah! ¡Esto será genial!- exclamó Minju.

Se levantó del piso junto con Jihoon, mientras yo me quedé allí sentada.

-¿Pero qué haces allí? Levántate, ¿por qué no entraste?

Él me extendió la mano para ayudarme a levantarme. El deseo de tocar su excitante piel de nuevo me invadió al vera palma de su mano extendida hacia mí. La tomé y me ayudó a separarme del piso.

-Gracias- murmuré

Él solo me sonrió, separando los dos engranes que se habían unido de nuevo.

-Lo siento, Minju, es que me dejaste la llave equivocada- me quejé, intentando mirar a mi amiga y no a la perfección que tenía a mi lado.

-¿La llave equivocada?- se sorprendió.

-Si- le di la llave que tenía en mi chaqueta.

-Oh, perdón- me sonrió- sí, me confundí- buscó entre su bolsa y encontró un juego con tres llaves- Este era- se quedó en silencio un momento- Eso me recuerda que le debo de dar las gracias a la señora Montórfano por hacerme el favor de entregarte la llave.

-¿La vieja gruñona del 308?- pregunté, señalando con mi dedo pulgar hacia dicha habitación.

-Oye, no es tan gruñona; es linda cuando quiere- se encogió de hombros.

-Y digamos que casi nunca quiere, ¿verdad?- hice un ademán de susto. La vieja no se había comportado del todo bien conmigo- ¿No pudiste haberme dejado la llave correcta alguna otra persona menos... amargada?- Jihoon río.

-Exageras...- Minju meneó la cabeza y río- Me imagino que estás cansada así que agradéceme de que ya tenga lista tu habitación- me regaló una sonrisa de autosuficiencia mostrándome todos esos dientes blancos de tamaño mediano.

-Te agradecería más si abrieras esa puerta ya- bromeé.

Minju río e introdujo la llave a la cerradura haciendo que la puerta se abriera por fin. Me tragué una exclamación de victoria.

-Pasa y acomódate, en unos minutos estoy contigo- anunció y me indicó que me introdujera al departamento.

Intenté levantar del suelo mi par de maletas, pero Jihoon se me adelantó.

-Permíteme- las tomó, una con cada mano y fue detrás de mí acomodándolas en la orilla de la sala.

-Gracias- musité y le regalé una sonrisa tímida. Él me la devolvió y aquel efecto me produjo una oleada de inspiración; cómo la que necesita un poeta para su poesía, o un escritor para su nueva historia.

Salió por la puerta y se fue con Minju de nuevo, no pude evitar mirarle mientras caminaba hacia la salida.

El estómago me rugió y me di cuenta de que aún traía la galleta mordisqueada en la mano. Me senté en una de las sillas cerca de la cocina. Mordí el pequeño pedazo que me quedaba y mastiqué perezosamente.

-Vine a buscarte para entregarte el CD que le prestaste a mi hermano- dijo Jihoon con su voz de terciopelo en la puerta del apartamento.

-Jihoon, amor. No tenías por qué preocuparte, le dije a Woojin que me lo devolviera cuando quisiera- contestó Minju.

Me atragante con la galleta.¿Amor? ¿Cómo que amor? Oí perfectamente el chasquido de los labios de Minju contra alguna parte de la cara de Jihoon mientras yo intentaba tragar el pedazo de oblea que se me había atorado en la garganta, sintiendo cómo me raspaba.

Manual De Lo Prohibido °Park Jihoon°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora