Manual De Lo Prohibido °Park Jihoon°

07

-Sí, Jihoon, tú, Woojin y yo.

-¿Quién es Woojin?- inquirí, medio confundida.

-Su hermano.

De pronto recordé la conversación que ella había tenido con Jihoon anoche y que ella había mencionado a un Woojin como su hermano.

-Oh- musité-. Me encantaría- sonreí, amable.

-¡Le diré a Jihoon para que organicemos todo!- me abrazó de nuevo, dando brinquitos como una niña pequeña.

Así era Minju; dulce, tierna, cariñosa, frágil y entusiasta, era una niña pequeña encerrada en el cuerpo de una persona adulta de dieciocho años.

-Oye- musité cambiando repentinamente de tema-. Quiero ir al tan famoso puente de Busandaegyo, quizá pueda tomar algunas fotografías.

-Busandaegyo Bridge. ¿Y para qué quieres ir allí? No es la gran cosa- dijo-. Más bien deberías ir al parque Yongdusan, muchos toman sus fotografías allí.

-Lo sé, pero no quiero algo común. Ya me conoces- me encogí de hombros.

-Bueno, también podrías ir al Templo Haedong Yonggung, le podrías tomar bellas fotos.

-¿Al qué? ¿Minju, te molestaría hablarme en español?- Ella rió.

-A un templo muy hermoso.

-Gracias, ¿Me llevarás al puente Busandaegyo?
Puso los ojos en blanco ante mi insistencia.

-Está bien, te llevaré mañana.

-Gracias, Minju. Eres la mejor- y fui yo quien empezó el abrazo ahora.

Seguimos caminando por las calles de Busan, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había.
Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansadísimas al departamento.

Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron a la puerta.

-¡Es Jihoon!- anunció jovialmente Minju y se levantó como rayo dando grandes zancadas hacia la puerta.
Dirigí mi vista hacia allá, desviándola del televisor, anhelante de ver el rostro perfecto.

-¡Amor!- Minju se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio fue palpable, y él la recibió cálidamente.

La fierecilla se removió incómoda.

-Ven, pasa.

Desvié mi mirada de nuevo al televisor queriendo aparentar que no la había despegado de allí.

-Eunji, hola- mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de voces que habían puesto en su sonido mi nombre; lo hacía parecer tan bello, único.

Me giré para mirarle.

-Hola, Jihoon- le sonreí.

-¿Cómo va tu primer día en Busan?- preguntó.

-Cansado- reí al recordar que había usado el mismo adjetivo cuando él me había preguntado acerca del vuelo.

Creo que él también se acordó, porque rió de la misma manera que yo.

-Ojalá los demás no sean siempre así- comentó y sonrió, luego miró a Minju para entablar una conversación con ella.

Entonces yo me giré de nuevo, pero a decir verdad, estaba más pendiente de su conversación que del programa coreano que se proyectaba en la televisión.

-¿Estás nerviosa, cielo?- le preguntó a Minju.

-¿Sobre qué?- inquirió ella, confundida.

-Sobre tu entrevista de trabajo, mañana.

-¿Mañana es siete?-a voz de Minju sonó alarmada-. ¡Dios, lo olvidé!

Entonces me giré de nuevo para mirar.

-¿Tienes una entrevista de trabajo?- pregunté, realmente emocionada.

-Sí y... ¡oh!- se quedó en silencio durante unos segundos- ¡Lo siento! ¡Lo siento, lo siento, lo siento!- se acercó a mi-. Es que no recordaba lo de la entrevista, perdóname.

Tardé un segundo en entender por qué me pedía disculpas.

-Oh, Minju, no. No te preocupes, nena- le sonreí-. Iremos otro día a visitar el puente.

-¿No estás enojada?

-¿Yo? Para nada, al contrario. ¿De qué es el trabajo que solicitas?

-Enfermería en un hospital de la Isla de Oryukdo. ¡Tengo una idea!- dijo de pronto, como si la primer parte no importara demasiado, se giró a mirar a su novio-. Amor, ¿Podrías tú llevar a Eunji a Busandaegyo Bridge?

Los ojos se me abrieron de par en par ante la sorpresa y luego miré el rostro de Jihoon, tan bello como el de un ángel. Él también me miraba con sus ojos cafés.