Día cuatro: Capitán.

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—¡Estás loco! —Miró retador a los profundos ojos negros—. ¡Somos aliados! No somos nakamas.

—¡Es lo mismo! —Contestó indignado—. ¡Yo soy el capitán!

—De los sombrero de paja —puntualizó— de los piratas del corazón, yo soy el capitán.

—Pero eres mi nakama —espetó egoístamente— eso me convierte a mí en el capitán.

—¿Por qué tú tienes que ser el capitán en el remoto caso que tomará la estúpida decisión de seguirte? —Interrogó con el orgullo un poco herido—. En cualquier caso, yo sería el capitán.

Ambos capitanes se miraron a los ojos retadores, no querían ceder al contrario. Porque sí, eran orgullosos hasta la medula. Ussop dio un paso al frente haciéndose notar.

—¿Porqué no dejan que yo sea el capitán? —Cuestionó divertido.

—¡No interfieras! —Respondieron al unísono tanto Law como Luffy, volviendo a retarse con los ojos.

Mugiwara-ya, esto es ridículo —resopló volviendo su vista a ambas tripulaciones, que estaban dispersándose por la cubierta del Sunny Go.

—¡No lo es! Tú no quieres aceptar que eres mi nakama y que soy tu capitán —contestó con los mejillas infladas en un claro berrinche.

—No soy tu nakama ni eres mi capitán —dijo— pero somos que eso. ¿No? —Agregó con un tono más bajo.

—Eso no tiene nada que ver —comentó con las mejillas coloradas tenuemente—. Lo aceptaré hasta que aceptes que soy tu capitán.

—¿Porqué terminé prendado de tremendo crío irresponsable, berrinchudo y que hace lo que le da la gana? —Tomó su barbilla instándolo a que le viera los grises ojos y continuó—. Es cierto —posó sus labios en su frente dándole un tierno beso— me enamoré de tu fuerza de voluntad —le dio otro beso en los alborotados cabellos de la frente—, tu manera de hacer las cosas —tomó su cuello con ternura fijando su vista en la sorprendida boca—. Me enamoré de tu forma de ser.

—Y que aceptas que soy tu capitán —sonrío— y que tú eres mi capitán.

Torao negó. No entendía que le había pasado por su calculadora cabeza el haberse fijado en tremendo humano, pero no se arrepentiría. Era raro para él expresar sus sentimientos, como hace unos instantes, pero Luffy tenía ese don de hacer cambiar a las personas y él no sería la excepción.

—No eres mi capitán —resopló y colocó una sonrisa ladeada siguiéndole el juego a chico. 

Receta de amor en diez pasos. [LawLuWeek2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora