Capitulo 30: Puedes irte tranquila

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Luego de aquel día en el Ryoga y Ukyo habían empezado a ser novios, decidieron comenzar una vida juntos en donde Nerima quedaría en el olvido, esta vez no vivirían en las montañas aunque fuera el lugar preferido del chico, vivirían en la ciudad en donde podría ofrecerle una mejor vida con todas las comodidades necesarias

-¿Te gusta el lugar?- le pregunto a la muchacha que observaba con detenimiento el departamento

-Si, es perfecto- respondió mientras lo abrazaba, tenían una sola habitación, una pequeña cocina, un baño y un recibidor muy chiquito, pero era lo suficiente

No tenían muchas cosas, solo un poco de ropa que habían llevado para lo que pensaban era un viaje corto, acomodaron ese poco de ropa y cuando el Hibiki abrió su mochila noto algunas prendas que no eran de el

-Ranma...- dijo en voz baja y con una profunda tristeza de recordarlo, mientras tomaba una de las camisas chinas de color rojo

-¿Todo bien?- pregunto la cocinera por verlo en el suelo con su maleta

-Si... saldré a tirar la basura- intento sonreír y en una bolsa saco la ropa de Ranma, lo dudo un momento pero después dejo aquella bolsa en el cesto de la basura

Pronto llego la noche y ambos estaban nerviosos, pasarías nuevamente la noche juntos en la misma habitación y la misma cama, pero el colmilludo no se atrevió a tocarla, la castaña sabia que era lo correcto por lo que no hizo ningún comentario y se quedo dormida

El chico del pañuelo no podía dejar de pensar en Saotome y la estúpida idea que tuvo de entrar al estanque, daba mil vueltas en la cama pero no podía dormir, temía que si lo hacia aquella bella pelirroja apareciera en sus sueños, haciéndolo desear jamás despertar, fue al baño para lavarse la cara y se vio al espejo

-¿Por qué lo hiciste idiota?- preguntaba en voz audible como si tuviera a la pelirroja enfrente -Fue mi culpa... ella no sabia que no era una mujer... si yo hubiera llegado antes... si yo hubiera llegado antes, nada de esto estaría pasando- le reclamo a su reflejo que estaba en el espejo

Lo que no sabia es que por la pequeña abertura de la puerta Ukyo estaba escuchando, se sintió mal por el pero ella trato de evitar estar a su lado, quizá la solución no era hacerse a un lado sino brindar el consuelo que el necesitaba en esos momento, volvió a la cama sin ser descubierta y unos minutos más tarde volvió el

Los días se convirtieron en semanas y las cosas parecían haber mejorado, eran raras las veces que el Hibiki tenia algún sueño con la pelirroja y cuando eso ocurría solo lo ocultaba y fingida que nada pasaba, la castaña se hacía la tonta auque bien sabia que aun pensaba en el

--Buenos días Ukyo- saludo el muchacho entrando a la cocina listo para desayunar

--Hola Ryoga, el desayuno esta listo- dijo mientras le daba unos platos de comida para que los llevara a la mesa --Tranquilo Ryoga, come mas despecio- comento al ver que en pocos minutos había terminado el desayuno

--Estuvo delicioso pero se me hace tarde, te veré despues- fue lo único que dijo y salió del departamento, el motivo de su prisa es que llegaría tarde a su trabajo

Cuando decidieron vivir en la ciudad se dieron cuenta de lo necesario que seria tener un empleo para ganar dinero y pagar todo lo necesario, Ryoga encontró un trabajo de maestro en un dojo y Ukyo seguía sin encontrar uno ademas de que era muy difícil poder poner su propio restaurante

Había escuchado hablar sobre una compañía culinaria llamada SAREX que le daba dos años de estudio a los trabajadores y mas tarde se hacían cocineros reconocidos, hizo una prueba para entrar pero nunca obtuvo resultados

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