Capitulo Único

1K 95 51
                                    

Subi los peldaños de la escalera de tres en tres.
Tenía que llegar antes de que se escapase volando.
Esta vez iba a  atraparle.
Sabía que hoy era el día en que su destino quedaría sellado.

Cruce la puerta de la azotea dándola un empujón y le busque desesperadamente. Esperaba no haber llegado tarde.

Finalmente le localicé, cerca de la barandilla vi su silueta. Su silenciosa e hipnótica silueta.

Sentía el corazón martilleando en mis sienes, y mi respiración volverse entrecortada. Me obligué a mí mismo a detenerme un segundo y respirar profundamente el aire nocturno.

- Me has sorprendido, Detective - su voz rompió el silencio de la noche. - No esperaba verte con tu verdadera apariencia, eso me dificultó el caracterizarme como Shinichi Kudo.

- No volverás a disfrazarte de mi, Kaito Kid - mi respiración se aceleró y noté como mi ritmo cardíaco se elevaba por la emoción.

Nuestras miradas se cruzaron y una sonrisa se dibujó en nuestros rostros. Era un pulso de voluntades.

"No esperará que lleve el reloj anestesiante conmigo, ya que no soy Conan ahora mismo", me dije mientras lo preparaba a mi espalda.

De repente una convulsión me sacudió desde los pies a la cabeza y me llevé la mano al pecho.

No

Por favor no... No en este momento... No cuando estoy tan cerca de atraparle.

Kid no pareció darse cuenta de lo que me sucedía, y sacó su pistola mientras retrocedía hacia el borde de la azotea, seguramente con la intención de abrir su ala delta.

Disparé el dardo anestesiante a la desesperada ya que me costaba calcular bien su dirección, pero debía hacer algo rápido antes de que me transformase, y él lo esquivó sin problemas. Me apuntó con su arma y se dispuso a contratacar, pero una nueva convulsión me sacudió y un grito de dolor se escapó de mi garganta.

Me miró confundido. No sabía si era algún truco mío. Bajó la pistola y me observó. Su mano comenzo a moverse hacia el botón que abría el ala delta.

Caí de rodillas mientras mi respiración se volvía entrecortada y sentía tanto calor que parecía que mis huesos se derritisen.

- ¿Qué te sucede, Detective? - Kid habia acudido en mi ayuda y se hallaba arrodillado a mi lado, tocando mi frente. No había ni rastro de vanidad en su expresión. - Estás ardiendo de fiebre...

- Me... me voy a transformar en un niño de nuevo... - pronuncie entre jadeos - Se está acabando el efecto del antídoto.

Un ruido de pronto en las escaleras captó nuestra atención. Se diría que muchas personas subían corriendo. Kid endureció su mirada.

- El inspector Nakamori y sus hombres ya vienen... - susurró.

- No... pueden... verme encogerme... mi secreto y mis seres queridos se verán expuestos...

Como una avalancha de nieve, una brigada de policías interrumpió en la azotea, con el inspector Nakamori al frente, llamando a Kid a gritos. Lo que se encontraron les hizo frenarse en seco y silenciar sus voces.

Kaito Kid se hallaba subido en la barandilla de la azotea, y con sus manos me sujetaba con fuerza mientras me mantenia en el límite. Si me soltase, caería al vacío. O eso es lo que él quería que pensasen, porque en realidad había atado un cable alrededor de nuestras cinturas que nos conectaba.

Mi vista se nublaba y me costaba enfocar bien, pero podía ver que la policía no se atrevía a moverse. Y entre sus rostros vi a Hattori que nos miraba con sorpresa.

De nuevo el dolor me sacudió con fuerza y empecé a perder la consciencia. Mi cuerpo me pesaba y me caí sobre Kid, haciéndonos perder el equilibrio y precipitarnos al vacío.

Lo que sucedió a continuación se halla confuso en mi mente.Tengo un leve recuerdo de caer durante unos segundos y sentir como si alguien tirase de mi cuerpo hacia arriba. Kaito Kid había conseguido abrir sus alas, y remontando el vuelo, nos alejaba del hotel Haido.

Y no recuerdo nada más. Hasta que recupere el conocimiento. Con grandes esfuerzos conseguí abrir los ojos. Me notaba muy cansado. Me mire y vi que me había encogido nuevamente. Pero no fui capaz de reconocer la ropa de niño pequeño que llevaba puesta.

Mire a mi alrededor y vi que me hallaba tumbado en un sofá en lo que parecía una habitación cerrada. Vislumbre a lo lejos un perchero con un sombrero de copa y una capa colgados de el. En alguna parte, una voz de hombre era reproducida de forma maquinal, como si de un disco se tratase.

- Escúchame... escúchame bien hijo...

¿Había dicho un nombre? No lo había entendido bien. Intenté incorporarme pero una sombra apareció tapandome la visión. Y bruscamente puso un pañuelo en mi nariz.

- Me alegra ver que te has recuperado, pequeño Detective. - escuché decir a Kid antes de caer en un profundo sueño - no sabía qué hacer contigo y te traje a mi guarida a descansar, pero  ahora creo que es momento de que te vayas.

La oscuridad me trago. No sé durante cuánto tiempo. Conforme fui recuperando los sentidos  fui consciente de hallarme en algo que se movía a gran velocidad. Muy lejos, oí la voz de Hattori llamándome. Me sorprendió ver qué me hallaba en el coche del profesor Agasa y que a mi lado estaba Hattori.

- ¿Cómo me habeis encontrado? - les pregunte.

- ¿Pero qué dices? - Hattori parecía tan sorprendido como yo - si fuiste tú quien nos llamó diciéndonos donde ir a buscarte.

Ese Kid. Cogió mi teléfono e imitando mi voz les llamo para que fueran a buscarme a la estación de Beika.
En uno de los bolsillos encontré una de sus notas en las que me decía que podía quedarme su ropa de cuando era niño.

Pero... Desde entonces hay algo que me ronda la mente cada vez que pienso en aquella noche. Y es que en su habitación secreta, yo escuché un nombre. Su verdadero nombre.

El día que lo recuerde, estaré un paso más cerca de dar con su verdadera identidad.

FIN

El nombre perdido en la memoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora