Un haz de luz entrando por la ventana me indicó que era de día, miré el reloj que estaba en mi mesa de noche notando que desperté 30 minutos antes de la hora.
―Podría seguir durmiendo... ―me planteé seriamente. ―¡Vamos _____!, sabes que no querrás levantarte luego de todas formas.
Me senté al borde de la cama tratando de despabilarme mientras miraba mis pantuflas en el suelo, cuando la ensoñación se hizo más amena, las coloqué en mis pies caminando rumbo al armario, tenía que escoger un conjunto decente para usar hoy en la oficina. Estábamos en plena primavera, no hacía frío por lo que opté por una falda tubo sencilla y una blusa de seda beige que llevaba el detalle de un moño de la misma tela que caía desde el cuello, con esto me ahorraría elegir un colgante para combinar.
―Aún tengo tiempo, podría... ―dejé el outfit sobre mi cama luego de tenderla y me dispuse a llenar la bañera, con este rato libre no está tan mal relajarme en el agua caliente.
Con los tacos ya puestos, me dirigí a la cocina para tomar el desayuno, hoy optaría por unas tostadas con mermelada acompañadas de un buen café para apaciguar mi hambre. Me tomé mi tiempo para terminar, poner a lavar lo que utilicé y cepillar mis dientes. Miré la hora esperando que no se me haya hecho tarde por estar tan relajada, por suerte no era así.
La oficina estaba bulliciosa, el jefe no asistiría hoy, por lo que todos estábamos de aquí para allá organizando documentos para presentar al final del día. Saludé a Sarah la recepcionista al entrar, me entregó unos papeles que necesitaban ser visados hoy y continué sin aminorar mi paso hasta mi sitio, Vanessa levantó su mano a forma de bienvenida mientras sostenía el teléfono a un lado de su cabeza atendiendo a lo que decían al otro lado del tubo, respondí de igual forma para luego apoyar mi bolso sobre la silla, tenía ya acumulado una parva de hojas en la bandeja de pendientes, efectivamente, sería un día extenuante.
Mientras terminaba de tipear uno de los tantos certificados, mi móvil vibró encima del escritorio, para no perder el ritmo de lo que hacía, lo cogí sin fijarme siquiera quién llamaba.
―¿Hola? ―contesté llevando el aparato a mi oído sujetándolo con el hombro. Abroché el conjunto de papeles y los dejé en su sobre correspondiente sobre la bandeja de firma pendiente, maldito sea jefe.
―Hola amor ―se escuchó al otro lado de la línea. ―Espero no haber llamado en un momento complicado.
―Hola cielo, estoy algo ocupada, pero para ti siempre tengo tiempo. ―sonreí inconscientemente cuando supe que era Edward, mi novio; lo había conocido hace 3 años en la facultad de derecho, nos hicimos grandes amigos luego de dar algunas de las materias juntos, y a pesar de formar grupos de amigos con otras personas, coincidiendo sólo algunas ocasiones, llegamos a sentir cosas el uno por el otro, dando él el primer paso de invitarme a salir y confesar sus sentimientos, fue una de esas veces que crees que es irreal que te esté sucediendo a ti entre tantos, la inmensa alegría de saber que nos correspondíamos. ―¿Qué sucede? No esperaba tu llamada.
―Bueno... Es que quería saber cómo estabas, ya sabes, anoche no pudimos vernos.
Era cierto que la noche anterior discutimos un poco por reclamarle que no nos veíamos tan a menudo, canceló todos los últimos planes que le propuse. Estaba molesta, pero me convencí de no reprocharle ya que estaba más ocupado luego de lograr ascender como socio en el bufete que trabajaba, fue toda una hazaña haberse convertido en el socio más joven, lo festejamos con un viaje y una cena en un destino casi paradisíaco, o al menos así me lo pareció a mí por lo perfecto que todo fue.
―Fue la calentura del momento, reaccioné mal pero ya lo olvidé, no estoy molesta. ¿Llamabas por eso?
―Eeeh, sí, bueno, supongo... Siento no estar pendiente de ti. ―iba a seguir hablando pero lo corté.
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The Price of the Soul [Spreen&Tú]
Fanfic_____ Argent tiene la vida destruida. Aún no ha terminado de superar la muerte de sus padres cuando toca a su puerta la noticia de que el único familiar que le quedaba, Alejandro, se vio envuelto en un accidente, y como guinda del pastel, es abandon...