#2

23 5 3
                                    

Al día siguiente, el chico de nuevo me esperaba a la salida de clases en la fuente. Con todas las chicas a su alrededor preguntándole sus datos personales esperaba que no se diera cuenta de mi presencia, pero mis plegarias fueron ignoradas, pues me saludó y caminó hacia mí, justo igual que ayer.

ㅡ¿No te dije ayer que me dejaras en paz? ㅡLa irritación era visible en mi voz.

ㅡOye, no te pongas así. Yo solo quiero conocerte, ¿es un delito?

ㅡ¿Cómo puedes soltar eso de forma tan natural frente a tanta gente? ¿Eres estúpido?

ㅡQuien sabe. ㅡMe sacó la lengua en forma de burla.

Harta de esa conversación que no llegaba a ningún sentido, continué con mi camino, junto con ese chico pisándome los talones.

En el supermercado hizo lo mismo que el día anterior, lo cual me intrigaba bastante.

ㅡOye, ¿por qué tu amigo solo está parado en la entrada?

ㅡNo es mi amigo. Y no lo sé.

ㅡ¿No es tu amigo? Pero si han venido juntos, y te está esperando igual que ayer. ㅡComentó mi compañera con una sospechosa sonrisa en su cara.

ㅡNo es lo que piensas. Solo es un acosador que me ha convertido en un pasatiempo para no aburrirse.

ㅡ¿De verdad? ㅡComentó apenada mientras miraba al chico.

ㅡPues claro. Además, ni siquiera sé su nombre.

Eso le sorprendió e hizo que no parara de reír mientras se cambiaba.

ㅡ...Leo.

ㅡ¿Huh?

Los dos caminábamos casi al lado, y de repente él se paró y dijo ese nombre.

ㅡMi nombre... Leo.

ㅡ¿Te llamas Leo? Bastante normal.

ㅡBlanca no es que sea muy exótico tampoco, ¿verdad?

ㅡPor cierto, ¿cómo sabes mi nombre? ㅡIgnoré su ataque gratuito. Además, me había estado preguntando eso desde ayer.

ㅡMhm... ㅡPensó unos segundos antes de contestar. Me miró y siguió caminando.

ㅡ¡Oye! ¡Contesta a mi pregunta!

Le seguí, dejando notar mi enfado en mis pasos. El resto del camino fue silencioso y él acabó acompañándome todo el camino a casa.

ㅡVolviste a pasar por un montón de calles, se ha hecho muy tarde.

ㅡNo hubiera tenido que hacerlo si no me siguiera alguien sospechoso.

ㅡOye... ya deja eso...

Sin darle importancia, abrí la puerta de mi apartamento, le di una mirada rápida y cerré al entrar, lo más rápido que pude, para no dejarle oportunidad de hacer nada extraño.



Pensando en el día anterior, comía tranquila en un banco del patio, hasta que unas chicas se me acercaron. Se veían molestas por algo, y aunque intenté ignorarlas, me arrastraron hasta algún rincón donde casi nadie iba.

ㅡ¿Qué crees que estás haciendo, paseándote por ahí con ese chico?

ㅡ¿Quieres provocarnos?

Las dos escupían sus palabras sin sentido. En total eran cuatro, las dos que hablaban parecían las líderes y las otras dos unas pobres lacayas.

InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora