CAPÍTULO 1: Los preparativos

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El sol entrecerraba los ojos de los aguateros que trabajaban bajo sus rayos y en la aldea, los elfos, comenzaban sus tareas esperando que algunos comerciantes abrieran sus mercados. Una mañana de primavera como cualquier otra para los aldeanos quienes ya preparaban las carretas para arar la tierra, mientras que, en el campo de entrenamiento, los niños más enérgicos comenzaban su rutina con los troncos de madera. Allí, de pasada, estaba el gran jefe Vítr Othala, aguardando al mensajero. Leía las cartas con suma atención cuando su oreja dio un tic en dirección al campo, desvió los ojos hasta una niña que estaba en el suelo sollozando al lado de su arco roto.

- ¿Qué pasó, valiente? - Se acercó rápido y con una rodilla en la tierra le sonrió a la niña

- ...Volví a romper mi arco, jefe... - Se limpió las lágrimas y continuó – ¡No me sale! ¡Yo quiero ser guerrera pero no me sale...! – Se cargó de lágrimas y mocos y otra vez comenzó a llorar

- Tranquila, todos nacemos con un talento, pero no sabemos que lo tenemos si no lo practicamos... Mira, por ejemplo, algunos nacen para la artesanía, otros para los negocios, Fíjate en el comerciante, ¡Nadie duda de su carisma! Otros nacen para ser guerreros, o nacen buenos con... - Ambos miran incrédulos a Manzano, un elfo hábil con las acrobacias subirse a un árbol de manzanas con paros de manos y giros estrafalarios –...con lo que sean buenos... y otros, otros nacen para ser jefes. Pero ninguno lo logró al primer intento, ni siquiera yo

- Jefe... - Emocionada e ilusionada, cesó su llanto - ¿Y yo podré ser una guerrera?

- ¿Tú quieres serlo?

- ¡Sí!

- Entonces por supuesto que lo serás, siempre y cuando practiques, te esmeres y nunca te rindas.

- Yo seré una guerrera - Sacó pecho, infló sus pequeños pulmones y exclamó - ¡Lo voy a lograr!

- Me alegra oír eso, pequeña, ahora ponle cuerda alrededor y une el arco, el entrenador te espera en el campo

La niña corrió con su arco como si ella fuese una flecha y Vítr entró nuevamente en la tienda. Allí, su esposa Fialová lo esperaba con una sonrisa serena.

- ¿Recuerdas cuando Jiskra era un niño? – Preguntó a su esposo

- Cada día de su infancia – sonrió nostálgico, mientras Fialová lo guiaba hasta una pintura donde se veía a su pequeño hijo ayudando a cruzar unos patitos en un pasaje de agua

- Siempre supiste que sería un gran líder, míralo, siempre protegiendo a todos

- Fialová, él será un gran jefe... no te inquietes

- No es eso... Hoy tendremos la reunión de jefes y siento que él podría perderse o no saber qué hacer

- ¡Ja! Es un joven revolucionario pero no tengas miedo de eso, además, siempre se escapa, de seguro ni vaya... ¡Agh! No sé cómo hace ¡Yo no soy así! ¿A quién diantres salió?

La fuente de la plaza central servía de bebedero para los guerreros que ya se preparaban para salir. Los marcados aguardaban la señal del jefe junto con los hipogrifos que les acompañarían en el viaje. Solo los mejores guerreros tenían el honor de ir a las reuniones de jefes. Ellos debían viajar más de novecientos kilómetros hasta el clan de elfos nórdicos donde se haría dicha reunión; esto no era problema para los hipogrifos, se sabe que estas veloces criaturas pueden volar a más de doscientos kilómetros por hora y no necesitarían tomar agua. Comprobando las tropas estaba Roble, la mejor guerrera cuerpo a cuerpo y mejor defensa de los guerreros marcados. Como bien dice su nombre, ella es madera dura de talar en todo sentido; ya desde aprendiz supo que ganaría su runa y no hay cosa que la haga más feliz que verse en un espejo y ver allí su runa tatuada. En su mejilla derecha está en rojo sangre "Eihwaz", la runa de la defensa y la fortaleza.

La travesía de OthalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora