Wade no supo cómo consolar al niño. Lo primero que hizo fue desaparecer lo de América, llevándolo a Florencia. Italia, a una modesta posada que servía como escondite.
Lo mantuvo allí por semanas, mientras se esforzaba en mantenerlo vivo y sano, a la vez que buscaba aliados.
Eran tiempos de guerra y Wade debía ser cuidadoso en los que confiaba. Solo tres sabían el paradero de Harley y en el proceso mantenían al tanto al rubio.
Wade había despertado al alba, se había despertó sin ganas de hacerlo, desde que perdió a Peter.
Tomó su arma del buró, asegurándose de que estuviese cargada. Y, como si le costase errores, se puso de pie.
Camino distraídamente hasta la habitación de Harley y palideció cuando éste no se hallaba en su cama.
La tocó, sintiendo el frío y alarmado comenzó a caminar directo a la salida.
Debía emprender una búsqueda. Debía encontrarlo.
Cuando abrió la puerta su corazón dio un salto. Harley se hallaba allí, sentado en la entrada, mientras el sol resplandecía.
- me has dado un infarto - murmuró al menor, quien ni se inmutó. -¿Desde cuándo estás aquí? - preguntó.
No era como si espera se una respuesta, el niño había dicho cuatro o cinco palabras desde que habían llegado y Wade se había resignado a su falta de vocabulario.
Y también a su falta de esperanza.
- quiero vengarlos - respondió Harley para su sorpresa.
-¿Que? - cuestionó el rubio.
- a papá - dijo, luego lo miró - y a Peter.
Wade trago saliva. Dándole vuelta la cara, incapaz de encarar al mocoso.
- yo no...
- hay una guerra - interrumpió el niño, poniéndose de pie - y voy a participar en ella, quieras o no.
Harley apretaba sus puñitos, dándose valor. Entonces Wade asintió.
- yo te entrenare - concedió y Harley no podía creer que fuera tan fácil, asintiendo comenzó a caminar a dentro de la casa - pero no es tu obligación - detuvo Wade. - no es tu guerra Harley y no tienes que pelearla... Si sientes que es demasiada presión y que no puedes con esto, solo dilo.
Las palabras del mayor eran sinceras, sin buscar presionarlo. El niño murmuró un vago "lo entiendo", antes de entrar a la casa.
Wade por su parte admiro el paisaje.
-¡Tomara tiempo! - gritó, sabiendo que el niño lo escuchaba -¡Tendrás que ser paciente!.
No obtuvo respuesta, pero no le preocupaba.
.
.
.La guerra se extendió por 16 años, dejando tras de si una gran lista de caídos, pocos recursos y el trago amargo de la constante pérdidas.
Pero eso acabaría esa tarde, en el campo de batalla, mientras la lluvia creaba el barro que ensuciaba sus zapatos.
Se hizo pasó, entre sus enemigos, con un solo objetivo en en mente.
Solo quedaba un líder de Hydra, Steve Grant Rogers había caído en el campo de batalla, hacía ya nueve meses.
En su lugar, Sarah Rogers, de tan solo 16 años, lideró el ejército a la última batalla.
Harley había rogado una rendición, pero Sarah no dio a torcer su brazo.
Tu mataste a mí padre.
Había respondido furiosa.
El tuyo mató al mío. Respondió indignado.
Eso había sido el fin de la transmisión. Y Harley se había preguntado, ¿Cómo habían llegado a eso?.
Pero en la guerra no había tiempo para preguntas. No cuando miles de hombres te seguían detrás, con la esperanza de que les des la paz por la que peleaban.
Y no cuando Wade, ya con los años ensima, seguía tras el, protegiendo su espalda.
Harley lo lamentó, pero sabía lo que debía hacer y una vez estuvo cara a cara con su hermana, se dijo que debía ser valiente y armarse de valor.
Sarah titubeó, con el arma entre sus manos, Harley no; el fue preciso, como un soldado debía ser.
La primera bala fue disparada y con ella la clara advertencia de que no tendría piedad. Aquí, en el campo de batalla, los lazos sanguíneos no significaban nada.
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Lazos sanguíneos.
Fanfiction[Finalizado]. Aquí, en el campo de batalla, los lazos sanguíneos no significaban nada.