13.

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Pov's Harry

¿Quién es él?

Caminaba rumbo a la casa de Angie, en mi mochila llevaba un par de partituras para ella, compuestas por mí misma mano. Mi alegría se desvaneció cuando me topé con un chico moreno de ojos color miel parado en el pórtico de la casa de mi chica.

No, Harold. No lo es.

Me detuve a una distancia considerable para observarlo. Su estilo era como el típico BadBoy que vemos en las novela; sus brazos llenos de tatuajes, una barba de cansado y su chaqueta de cuero.

—Realmente es lindo de tu parte.

Contestó ella sonriendo.

Mi corazón se oprimió al ver como le sonreía, con tanta dulzura. Mi mente me reprochó el hecho de no apreciar esa sonrisa cuando era mía, cuando era para mí.

A continuación se despidieron, ella le dió un dulce beso en su mejilla y él le regaló una sonrisa coqueta. Esperé que a se marchara en su motocicleta para acercarme.

—¿Quién era él?

—Hola, Harold. Sí estoy bien, gracias por preguntar.

Rodé los ojos, ella sonrió sarcásticamente.

—Lo siento. Es sólo que el tipo me llamó la atención.

—¿Ahora bateas para el otro lado?

Mis mejillas se ruborizado ¿Qué no le quedaba claro mi heterosexualidad después de todo?

—Claro que no.

—A mi me suena que sí.

Sonreí traviessmente, quizás le podría sacar ventaja a la situación.  La acorralé en la columna del pórtico con mi brazo acercándome peligrosamente a su rostro.

—¿Quieres ver que no? .—Dije seriamente mientras la tomaba de la cintura para estrecharla a mi cuerpo. Por mi acción gane un leve gemido de sorpresa al pegarla completamente a mi, sus mejillas sonrojadas por la cercanía me pareció lo más adorable.

Ella solo balbuceaba bajo mi intesa mirada, la tomé de la barbilla y la callé de un beso. Esta vez no fue un beso tierno y delicado, no.  Fue algo más intenso, atrevido y fuerte, quizás brusco, pues buscaba hacerle saber que ella era mía, que sus labios eran solamente míos. Trató de seguirme el ritmo tímidamente mientras sus brazos subían a mi cuello. Después de unos minutos nos separamos por falta de oxígeno, que cliché.

—¿Aún te quedan dudas?

Ella no sabía que contestar aparentemente, sus labios hinchados y rojos me provocaban a a seguir besándola y quizás un poco más allá.
Sonreí burlonamente.

—Eres un idiota, Harry. —Dijo haciendo un puchero por mi sonrisa.

—No más que el idiota de tu amiguito.

—¿Me suena a celos?

—Claro que no. No es competencia.

¿Verdad?

Rise Again.  [H.S II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora