12 Puñaladas

169 23 18
                                    

12 Puñaladas

Miguel Ángel Vartak

Miguel Ángel Vartak

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No pude dormir. A las tres de la mañana, me levanté a dar de vueltas como loco. De por si estos últimos días habían sido aburridos. Ya nada me complacía. Quería algo nuevo: adrenalina simplemente excitante. Por eso busqué otras alternativas y esa madrugada decidí encontrarlas.

No encendí la luz. Caminé hacia la cocina; tomé el cuchillo más largo y filoso. Sin hacer ruido; me dirigí hacia el cuarto de a lado. Mi corazón latía rápido. La adrenalina que necesitaba sentir comenzó a intensificarse. Nadie se daba cuenta de mis movimientos. Era muy cuidadoso y el silencio mi fiel amigo. Así que entré a ese dichoso cuarto. A la primera persona que vi en la cama decidí ensartarle el cuchillo. 12 puñaladas fueron las que alegraron mi corazón, las culpables de que me sintiera como nuevo. Mi cuchillo se inserto en el rostro de esa persona, ahora era acreedor de un par de ojos. Ojos incrustados en esa arma blanca.
La sangre comenzó a escurrir en la cama, sangre apestosa y exquisita. Los ojos muertos de esa persona se fueron directo a mis glándulas salivales, para degustar tan suculento sabor. De pronto, sentí que estaba probando algo diferente a todo lo que había comido antes, por ello, decidí comerme parte de ese cuerpo que me provoca excitación al probarlo.

Esa madrugada fue perfecta. Mucho mejor fue cuando encendí la luz y vi que era mi mamá a la que había apuñalado y devorado. Increible: nunca me imaginé que mi madre tuviera ese sabor tan atractivo. De haberlo sabido antes, la hubiera comido poco a poco desde hace tiempo. Las sabanas siguieron pintadas de rojo, fue mucha gente la que más tarde se acercó para verlas.

Lo que no entendí fue el por qué después me detuvieron unos tipos. Me treparon a una camioneta y me encerraron en este cuarto blanco y me colocaron un bosal como si fuera un perro rabioso.

No hice nada malo, solo me alegré un poco. ¿Acaso ser alegre es un delito?

Espero salir pronto de aquí. La verdad es que me aburro tanto como aquellos días. Quisiera sentir más adrenalina y alegrarme con muchas personas, así como lo hice con mi mamá al devorarme todo su pestilente y exquisito cuerpo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
12 PuñaladasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora