Capítulo 4: Desastre

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-Konohamaru-

- Me cago en la vida - me quejó mientras mi amigo de gafas deja salir una pequeña risa

- La mejor suerte del mundo - me molesta el castaño

- Cállate Udon - ordenó serio por lo chico traga en seco

¿De todas las personas en este maldito salón me tenía que tocar con Hanabi Hyuga? Si, solo a mi me podía pasar.

El sonido de la campana ahce que reaccione. Camino a la cafetería, tomó mi plato sin mucha emoción y me siento. Mi mejor amiga llega acompañada de una Hyuga ¿es enserio? Ahora ni comer en paz se puede. Dejó mi mirada perdida, eserio que no estoy de humor como para hablar con ella.

- Konohamaru. - me llama y la ignoro - Konohamaru - la vuelvo ignorar - ¡Konohamaru! - la vuelvo a ignorar. Sigo diciéndolo esta chica esta loca

- Konohamaru-chan - me llama la chica de pelo naranja recogido en dos moños

- Dime Moegi - le sonrió

- Eres un hijo de... - se queja la castaña pero quito mi mirada

Ya dije que no le iba a hablar y un Sarutobi no retrocede a su palabra, eso y que esa chica enserio me molesta.

- Konohamaru-chan por favor - pide tierna la chica de ojos morados frente a mi

- Esta bién. - bufo y miro a la morena - ¿que quieres? - pregunto de mala gana

- Tenemos que hacer el trabajo... - dice sería pero la interrumpo

- No me digas - respondo con un notorio sarcasmo

La chica me dedica una de esas miradas asesinas con las que espantaria hasta a Superman.

- ¡A mi tampoco me agrada la idea de hacer equipo, de echo la aborrezco pero no puedo hacer nada así que recién suene el timbre nos iremos juntos a mi casa para trabajar ahí!

Asiento con temor. En las pocas semanas de conocer a Hanabi me e dado cuenta que no es de las personas que acepta un no por respuesta.

-Hanabi-

Entró a mi casa sin emoción alguna ¿que esperaban? ¿Un "¡Yei! me tocó con Konohamaru"? Empiezo a creer que los profesores lo hacen a propósito.

- Vamos a la sala de estudio - ordenó al castaño tras de mi

- ¿Tienen una sala de estudio? - pregunta asombrado el Sarutobi - No me sorprende, - habla de mala gana - toda esta mansión se ve demasiado extravagante, el señor Hyuga se pasa de ver...

- ¿Como? - pregunto molesta

- De ver... digo de exagerado. - sonríe forzadamente el chico de ojos azules por lo que bufo - Pero ¿podriamos estudiar en otro lado?

- ¿Porque? - pregunto sería mientras los dos hablamos parados en la mitad de la sala

- Es que... - el chico rasca su nuca nervioso - siempre estudio en la sala con mi tío, en el comedor o en mi habitación - suspiro cansada

- En el comedor debe estar Hinata con sus amigos - habló más para mi misma - y en sala siempre están pasando las empleadas. En mi cuarto. - le aviso al castaño al cual me sigue al segundo piso - Procura no ver mi ropa interior esta vez - digo de mala gana mientras abro la puerta de mi habitación

-Konohamaru-

Al entrar a la habitación la detalló bien, es bastante grande y esta completamente pulcra, lo único que arruina la perfecta estética de la habitación es un vestido blanco sobre la cama. Con tantas empleadas uno creria que esta chica no ordena nada pero según lo que e visto en el salón, no dudó que este sea su trabajo.

- Ni que tuviera ganas - refuño de mala gana mientras me cruzó de brazos

Esta chica nunca a oído de seguir adelante, dejar pasará las cosas y superarlas.

- Además fue un accidente - me defiendo. La Hyuga se encoge de hombros

Después de un largo trabajo de dos largas horas una amable empleada de ojos perla igual que los de Hanabi deja los vasos de jugó en la mesa.

- Voy al baño, no hagas nada - dice sería la morena mientras se levanta de su asiento

- Que desconfiada - me quejó

La chica hace un gesto con la mano de que me esta vigilando y sale de la habitación. Tomó el vaso con jugó de mora aburrido, camino por la habitación hasta dar con el vestido blanco en su cama.

Me siento en la enorme cama negra con tendido celeste y dejo mi vaso sobre la cama. Tomó el vestido, se ve hermoso aunque demasiado anticuado diría yo, pero no me sorprende viniendo de la amargada de Hanabi.

Escucho los pasos de la Hyuga, me levanto rápido y vuelvo a mi asiento.

- ¿Hiciste algo? - pregunta sería

- No - respondo obvio

- Que bien, al menos sabemos que tienes algo de control sobre tu flacucho cuerpo

Voy a reprochar pero siendo sinceros no encuentro el propósitos asi que le sacó la lengua y me pongo a trabajar. Al cabo de una hora escucho mi teléfono vibrar.

- Estamos trabajando - me regaña la castaña mientras tomó mi celular

- No te preocupes no es nada grave. - digo con sarcasmo - Hola - respondo sonriente el teléfono

- Hola, - me saludo de igualdad manera mi mejor amiga al otro lado de la línea - Konohamaru-chan me encontré con tu tío y su novia en el centro comercial ¿porque no vienés y vamos todos a cenar? ¿Estas muy lejos?

- No, no. Llegó enseguida

- Bien, te espero - la chica de pelo naranja cuelga

- ¿Enseguida vas? - pregunta molesta la castaña

- Vamos Hanabi, - digo suplicante - llevo toda la maldita tarde, e trabajado como burro y el trabajo ya está lista - la ojiperla bufa

- Esta bien

- Que bueno estaba cansado - me quejo

Me levanto de mi asiento y me lanzó sobre la cama de la chica. Y hay es cuando recuerdo que había dejado mi jugó en la cama. El grito de Hanabi casi me deja sordo, al ver su vestido me quedo en shock y trago en seco, estoy muerto.

- ¡Mi vestido! - chilla la morena tomando el vestido antes blanco en sus manos - ¡Era para el cumpleaños número dieciocho de mi hermana! - me regaña la chica

- L-lo lamento mucho Hanabi, yo...

- Tu vas arreglar esto

Sin previo aviso la castaña toma mi muñeca y me jala hasta llegar fuera de la casa donde sube a un auto negro aún jalamdome.

- ¿Que haces? - pregunto asustado de la actitud de la muchacha

- ¿Ibas al centro comercial, no es así? - pregunta seria. Asiento - Pues te acompaño porque me vas a tener que comparar otro vestido - trago en seco

¡En las que te metes Konohamaru!


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¿Nunca les a pasado que se llevan algo de tomar a la cama y gracias a Dios no lo riegas pero después olvida que lo dejaste ahí y todo se va a la mierda?

Sólo me traes problemas [KONOHANA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora