Así soy yo

54 8 4
                                    

Introducción

Todavía hay muchas desigualdades en el mundo, pero Pablo, un chico valiente enseña a todos los acosadores algo que no tienen: amor.

Historia

Érase una vez, un niño muy valiente y leal, Pablo.

Él era un niño normal como todos. Tenía un colegio, una familia que le quería mucho, una casa,... Pero el tenía muchos complejos: Llevaba gafas, era bajo, estudioso, se veía un poco gordo, (aunque tenía estatura normal), ...

Y por esos complejos le rodeaban, se reían de él, le insultaban,  le pegaban,...

También le ponían la zancadilla, y muchas veces no quería ir a la escuela. No tenía amigos, que se diga. Pensaban que era un bicho raro o algo parecido.

Estaba ese día en el recreo y los chicos esperaron a que se fueran los profesores para acosarle. Le amenazaban diciéndole que si se lo decía a alguien, ellos sabían donde vivía y harían daño a su familia. 

Sara miraba la situación desde fuera.

Pablo se tapaba la cara mientras el resto le daban patadas y collejas. Sara estaba harta de ver aquella situación todos los días. Y Pablo aún más. Aunque era muy valiente, no se atrevía a decir nada.  

-¡Dejadle en paz! - Dijo Sara.

Todos los acosadores se giraron e hicieron lo mismo con ella. Pablo estaba medio inmóvil por las heridas. Aunque más que insultaban la pegaban ya que pensaron que así no se podría defender. Pero se equivocaron, ya que Sara sabía judo y se defendía de todos los ataques.

De repente, pasaron los profes y los acosadores se fueron corriendo. 

Sara ayudó a Pablo a levantarse.

-Gracias.-Le dijo.

-Son unos pesados, solo se meten con el físico. Todo lo que dicen y amenazan es mentira. ¿No has visto como se han ido corriendo cuando han pasado los profes? Son cobardes, además te tienen envidia, ya que ellos no podrán tener una vida como la tuya, y piensan que metiéndose contigo ellos son superiores a ti. Gente como ellos necesita hacer eso para sentirse bien. Aunque realmente se sienten muy mal.

Al día siguiente los acosadores volvieron, como era de esperar.

-¿Hoy no te has traído a tu novia? -Dijo uno, mientras se reían todos.

-¡Débil! -Decía uno. Entonces todos le llamaban débil.

Pablo se sentía mal y pensó en lo que le dijo Sara. 

Los chicos seguían llamándole débil y riéndose.

-Vosotros sois los débiles. -Dijo Pablo, sin saber como lo había hecho.

-¿Y que te hace pensar eso? -Dijo un chico.

-Siempre estáis solos y necesitáis amor y amistad. Justo lo que yo tengo. Mi familia me quiere y tengo amigos, aunque no lo parezca. Vosotros no los tenéis. Y tenéis envidia, os metéis conmigo para sentiros superiores, pero no os basta, ya que gente con complejos, gente a la que le tienen envidia -miró a Sara- no dejará de brillar. Y eso es algo que vosotros no podréis impedir. Así soy yo. Feo, gordo y empollón, pero, ¡qué más da! Al final todos los que tienen amor en su interior son los que realmente te apoyarán, ayudarán y jamás serán olvidados, ya que a ellos les da igual los complejos. Por eso siento pena de vosotros. 

Desde ese día, nadie se mete con Pablo, ya que, desde ese día, Pablo enseñó a todos los acosadores algo que no tienen: amor.













Nuestros erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora