Kentin

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Dedicado al mejor bajito , militar y come galletas que hemos conocido

Subí sola y desanimada al autobús, Kentin estaba un uno de los asiento del fondo, con la cabeza entre los brazos. Me senté a su lado y puse una mano en su hombro, se levantó despacio, tenía los ojos rojos y su labio inferior estaba temblando, me recordaba aquellos tiempos en que le molestaban y acudía a mi.  Sujetó mi mano y la colocó en su pecho, tenía el corazón desbocado.

-Esto se parece tanto a la primaria que da asco ¿Te acuerdas? Era tan débil y patético, pero por alguna razón te fijaste en mí, en ese momento recuero haber pensado que jamás te dejaría ir...Sonó bien en mi mente pero acabé acosándote, antes y después de seguirte al instituto.- Suspiré de solo acordarme, realmente era un chico raro, pero no dije nada, él necesitaba hablar.

-Debías de estar furiosa conmigo y con toda razón , pero igual me defendiste de esa bruja de Ámber y de Castiel. Cuando papá se entero decidió que me había ocultado detrás de otros el suficiente tiempo y me mandó  a ese internado.                                                                                          No puedo recordar haberme sentido tan mal o tan asustado en algún lugar, Evan era el que me acabó protegiendo allá, pero tu fuiste la que me trajo de regreso, cada vez que sentía que no podía más me bastaba con pensar que entre más me esforzara, más pronto volvería a verte.

Cuando volví dudé, todas las mujeres me trataban diferente ahora, temía que fueses a hacer lo mismo, pero actuaste como de costumbre, amable y atenta ¿Hay mejor forma de saber que una chica es la indicada?

Que feliz me hiciste al comenzar a corresponder mis sentimientos... al menos me llevo muchos buenos recuerdos, las risas, las galletas, los besos, nuestro baile, la primera noche- Su voz comenzó a quebrarse y las lágrimas cayeron libremente por sus mejillas, las limpió como pudo y aferró con más fuerza mi mano.

-Quiero disculparme por todo, por cualquier error que te haya podido hacer infeliz; por el acoso, el beso de Ámber, actuar tan engreído tantas veces, por lastimarte con lo de Evan...          

Gracias por hacerme el hombre mas feliz de la tierra al darme tu amor , por ser la mejor amiga que podría desear , puede que mi primer beso haya sido con Ámber, pero un beso tuyo vale mas que mil de ella.

Ahora tienes una nueva etapa que superar, sin mi, pero se que estarás bien, y harás muchos amigos con rapidez, así que estoy tranquilo...- Lucía tan triste que me costaba creerle esa parte, limpié una lágrima solitaria en la esquina de su ojo y le insté a mirarme.

-¿Lo dices en serio o es solo para animarme?- Cuando me miró a los ojos, su sonrisa era dolorosa, pero sincera. - Un poco de ambas, tu siempre actuaste más fuerte de lo que eras por mi, es hora de que te regrese ese favor...Y te deje ir.- Se me hizo un nudo en la garganta, era de esperarse, pero no quería que terminase, no así.

-No significa que vaya a dejar de amarte, siempre serás mi chica, así que no te quedes preocupándote por mi, ve, vive, ríe y ama de nuevo; me voy más tranquilo sabiendo que estarás bien.- El autobús se detuvo, ya habíamos llegado, las lagrimas se me agolpaban mientras el me hacía avanzar hacía la salida, con una de sus manos firmemente apoyada en la base de mi espalda.

Bajamos del autobús, el sol era brillante y el aire fresco, me enfriaba el rostro empapado de lágrimas, la mano callosa y cálida de Kentin me las limpió con dulzura y torpeza.

-Ven, quitemos esto, tienes que entrar con la cabeza alta, como la reina que eres- Algo estaba mal, podía sentirlo, su tacto se sentía raro, más etéreo , al mirarlo con más atención, pude notar que su cuerpo estaba más transparente.

-Ya me queda muy poco tiempo , pero jamás olvides que no importa que tan lejos estemos el uno del otro , mi corazón va donde tu vayas.- Juntó sus labios con los míos y los selló con fuerza, con sus dedos enredados en su cabello, mientras yo apretaba sus hombros con las mías

Su respiración era desesperada, casi dolorosa, separó sus labios y me acurruque contra su pecho, mientras él cada vez se sentía menos real. -Te amo.- Susurró en mi oído.

No pude contestar, mis brazos se cerraron en torno a mis hombros, junto a un objeto desconocido, y toda calidez desapareció.

Se había ido.

Los sollozos contenidos brotaron a borbotones de mi pecho hasta mis labios, el llanto era incontrolable, no paré en varios minutos. Temblando y con la respiración entrecortada de sollozar, noté que aún tenía algo entre mis brazos, donde unos minutos antes había estado Kentin, el objeto que le reemplazaba era suave, miré hacía abajo y lo que vi me hizo estremecerme de tristeza y ternura.

Era un suave oso de peluche con una camisa de corazón.



Desde la primera vez que lo vi me pareció adorable , descansa en paz querido soldado , siempre te recordaremos





Hasta siempre chicos (Tributo a Lys , Nath , Kentin y Armin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora